Cartagena – la ciudad amarilla
Sí, Cartagena de Indias podía sentirse nerviosa en nuestra presencia. Podría personificarla como una dama sacada de alguna novela romántica, asistiendo a una fiesta en donde conocería al pretendiente que tantas cosas buenas había oído de ella, y ahora se sentía en posición de tener que cumplir, y con creces, estas expectativas. O, sin irnos…