CRUZANDO A GUAYANA FRANCESA
Si entrás a Guayana Francesa a través de Surinam, no hay manera de hacerlo de forma terrestre ya que necesitas cruzar el Río Maroni, por lo que uno depende de los medios de transporte fluviales de turno (a menos que seas tremendo/a nadador/a olímpico/a).
La forma de cruzar es llegar hasta la ciudad limítrofe de Surinam, llamada Albina y desde allí tomar o bien un bote particular o bien el ferry oficial.
Hay algunos sitios en la web que mencionan lo peligroso que puede llegar a ser cruzar usando un bote particular, ya que ha habido historias de robos en medio del agua, pero nosotros elegimos este medio de transporte, tanto para entrar como para salir del país, y no tuvimos ningún inconveniente.
Pero para aquellos que prefieran utilizar un método más «seguro», es posible cruzar a través del ferry oficial; para esto es conveniente consultar los días y horarios de la misma o bien en el puerto de Albina o bien en Saint Laurent du Maroni si estás tratando de cruzar desde el otro lado.
Como pueden imaginarse, el costo del ferry es un poco más elevado que el del bote.
En nuestro caso, la persona que nos levantó haciendo dedo en Surinam, nos dejó en el muelle y habló con una de las personas que tenían botes particulares para que nos llevase.
El costo de los botes no puede superar los 25 dólares surinameses, que equivale a unos 3 dólares americanos, por persona. Si les cobran más que eso, se están subiendo al carro (al menos en 2019).
Los botes particulares están constantemente yendo y viniendo y no es difícil encontrarlos… de hecho, es más probable que ellos te encuentren a vos antes de que llegues a hacer siquiera el trámite de salida de Surinam.
Generalmente esperan a que más personas se suban para salir, lo que no suele demorar más de 10 o 15 minutos (y también da un poco más de seguridad).
No lleva mucho tiempo cruzar el río, así que en menos de 20 minutos van a estar pisando territorio francés… bienvenidos a Guayana Francesa.
PERO… ¿ES GUAYANA O GUYANA?
La pregunta del millón (ah re que sólo me lo preguntaba yo pero ta) … ¿es Guyana Francesa, o GuAyana Francesa?
¿Qué onda con la «A» de la discordia?
La respuesta exacta sería: depende.
En inglés es French Guiana, pero en español es Guayana Francesa.
Ahora, ojo al piojo porque la Guyana Británica sí es Guyana (sin la A extra).
Así que mirándole el lado bueno, es una manera eficaz de diferenciar Guyana Británica de Guayana Francesa, sin necesidad de mencionar su nacionalidad progenitora.
ENTRANDO EN FRANCIA
La ciudad que nos dio la bienvenida al llegar fue Saint Laurent Du Maroni.
Si bien nos recibió la lluvia, señal de mal agüero en la mayoría de las obras literarias y cinematográficas, este no fue el caso.
Primero tuvimos que detenernos bajo el techo de un supermercado y dándonos cuenta de las primeras diferencias étnicas, aprovechamos a mirar los precios, los cuales figuraban en una lista pegada en el vidrio del supermercado, correspondiendo a la canasta básica.
Y así fue como nos dimos cuenta que estábamos en un pedacito de Europa.
Los precios Sudamericanos brillaban por su ausencia, y no sólo eso, sino que mucha gente que llegaba al país desde Francia nos contó que Guayana es incluso más caro que su país progenitor en Europa, y esto se debe a que toda la mercadería que ingresa a Guayana debe pasar primero por Francia para luego ser reenviada a Guayana Francesa; esto sucede incluso con aquellos productos importados desde Sudamérica, como es el caso de las bananas. Francia compra bananas a Ecuador, y a pesar de la cercanía entre este país y Guayana Francesa, las bananas deben pasar primero los controles de calidad en Francia para luego ser reenviadas a Guayana Francesa, encareciendo así los precios.
Ya nos estábamos haciendo mala sangre preguntándonos cómo sobreviviríamos por aquellos pagos, cuando nos dimos cuenta que la lluvia había parado y aprovechamos a caminar, buscando un lugar para hacer dedo.
Nuestro objetivo era llegar a Kourou, ciudad que queríamos conocer, sobre todo por su principal atractivo, y además, el que atrae más visitantes a Guayana Francesa: el centro espacial.
Antes de alejarnos del supermercado, una camioneta cuadradita y color beige llamó mi atención (justamente por estas características) y se lo hice notar a Wa. Acuérdense de esto, guárdenselo en el buche que después lo vamos a usar.
Caminamos hasta encontrar una estación de servicio que tenía espacio para que los autos pudiesen parar, así que nos pusimos, bajo una suave llovizna, a hacer dedo.
No habían pasado ni 10 minutos, cuando una camioneta que dejaba la estación de servicio, nos tocaba bocina a nuestras espaldas.
Una cabecita femenina con cabello corto y rubio asomaba por la ventanilla de la simpática camioneta color beige… sí, adivinaron, la misma camioneta que minutos antes me hacía sonreír.
La chica nos preguntó en francés hacia donde íbamos, y desplegando un notorio conocimiento de la lengua francesa, le dije que estábamos yendo a «Kourou»… o sea, lo pronuncié tal cual se escribe: KOU ROU.
La chica me mira con cara de «¿en qué planeta es ese lugar?» y yo seguía repitiendo «Kourou» como si estuviera explicando algo muy lógico. En un momento dado, y acordándome de alguna regla de francés que me dijeron alguna vez, se me da por pronunciarlo «kurú».
Ahí a la chica se le iluminó el rostro y dijo «Oh! Kugú!» (lo estoy escribiendo como lo escuché) y yo asintiendo exageradamente, a punto de perder la cabeza por desprendimiento entre tanta emoción afirmativa, le decía «Sí, yes yes, oui». Todo junto, por las dudas.
Un aplauso por mi excelente pronunciación del idioma francés.
La chica no iba tan lejos, pero nos dejó en un lugar mucho más apto para hacer dedo, algunos kilómetros más adelante.
Mientras esperábamos, un cangrejito estaba intentando cruzar la calle… cangrejito es un decir, en realidad era tremendo cangrejo, y por eso Wa puso la cámara del celular en modo filmación y se acercó a inmortalizar los movimientos del animalito, con tanta mala suerte que lo único que logró inmortalizar fue el momento exacto en que un auto le pasaba por arriba, dejándolo cojo de una pata y medio abombado.
Me dio tanta pena que fui corriendo a sacarlo de la calle, empujándolo con el cartel con el que hacíamos dedo, y en eso se arrima una chica que estaba en la ruta, junto con otra chica, ambas como esperando algo. Me saluda y viendo mis intenciones, ella misma agarra al cangrejo de una pinza, mientras que con la otra, el bichito se había prendido a mi cartel, así que así entre las dos, lo dejamos a salvo, al costado de la ruta. Le agradezco, ella suelta el cangrejo, y el pobre desgraciado se queda colgando de mi cartel, como queriéndose quedar conmigo.
No pasó mucho tiempo antes de que un pequeño camión frenara y nos hiciera subir, rumbo a Kourou («Kugú», para los amigos).
KOUROU
Esta fue nuestra ciudad favorita de Guayana Francesa, sede del Centro Espacial.
A pesar de que no tiene grandes atractivos, y que no es ni la más grande ni la más comercial, ni la más nada, Kourou fue la primera ciudad de este país donde nos quedamos varios días, y se las arregló para hacernos quererla.
Además, nada puede salir mal en una ciudad donde el animal representativo es el tucán.
Claro que, como siempre, la gente que conoces en los lugares ayuda mucho a que quieras más o menos ese lugar, y en nuestro caso, conocimos allá gente hermosa y que además, compartía nuestros gustos por temas frikis como el animé, la cultura japonesa, y los videojuegos.
Largas fueron las noches que pasamos en Kourou intentando vencer a los bosses del Kingdom Hearts, o jugando partidos de PES… y a veces dándonos lecciones de francés.
Aun así, más allá de eso, la ciudad en sí era en cierta forma adorable; más grande que un pueblo, pero más chica que una ciudad, con su mercado pequeño y sus pocos peatones.
Porque sí, si algo hay que destacar de Guayana Francesa, pero especialmente de Kourou, es la ínfima cantidad de peatones que se ven por la calle, siendo muchas veces, nosotros los únicos en varias cuadras a la redonda.
Aun así, nos dio gusto encontrar vereda la mayoría de las veces, a diferencia de Surinam y Guyana británica, así como también una limpieza y prolijidad más general en las calles, junto con mejor infraestructura.
Podríamos decir que se huele el dejo Europeo en Guayana Francesa.
Y hablando de oler, no les puedo explicar el gusto que nos dio volver a encontrarnos con una baguette.
Una de las comidas que más extrañamos de Uruguay, es el pan. Y cuando digo pan no me refiero a cualquier pan… me estoy refiriendo específicamente al pan flauta o flautín, y a la baguette, muy similares las 3. Me atrevería a decir que saliendo de Uruguay y Argentina es prácticamente imposible volver a encontrar este tipo de pancito en los demás países Sudamericanos.
Pero de repente, y sin esperarlo, en Guayana Francesa empezamos a ver baguettes… ¡baguettes por todos lados!
La influencia Francesa se hacía notar en todo su esplendor.
Claro que también vimos mucha publicidad de croissants y macarrones, pero la baguette era la estrella porque, además, estaba a un precio accesible a nuestro bolsillo agujereado.
No les miento si les digo que más de una vez almorzamos o cenamos baguette.
Pero dejemos de profesar este amor rayano en locura y hablemos de los lugares que visitamos en Kourou, que son pocos pero buenos.
*Kourou salvaje
Tuvimos la suerte de dar con gente que nos mostró la parte más salvaje de Kourou, aunque me atrevería a decir de Guayana Francesa, ya que el 90% del territorio consiste en selva.
Nuestra forma de conocerla, fue metiéndonos por un camino alternativo que salía a un costado de la ruta, para llegar a un espacio que pertenecía a las personas que nos llevaron allí, en donde pasamos una tarde muy amena, asando salchichas, metiéndonos en la selva, encontrandonos con arañas peludas y escuchando animales que hacían ruidos de puertas chirriando.
Por si fuera poco, fui la encargada de cuidar a una de las mascotas de estas personas, que era un hermoso lorito Amazónico muy mansito y que se dejaba querer.
También estuvimos jugando con un tucán que tenía un extraño fetiche por los pies de Wa. Pero déjenme decirles que era mejor eso que los ojos, ya que nos habían dicho que tuviésemos cuidado ya que los tucanes atacan dirigiéndose en picado hacia los ojos.
*Playa de Kourou
La playa en esta ciudad nos pareció muy linda; si bien no es demasiado grande, el agua es calentita y la mayor parte del tiempo estuvimos solos, lo que le daba una paz extra a pesar de estar tan cerca de la calle.
*Montaña de los monos
Sí, ya sé lo que están pensando… pero no, no hay monos en esta montaña.
A ver, como haber debe haber alguno, pero no son para nada notorios ya que los pocos que quedan allí prefieren esconderse de la gente que decide hacer trekking a través de la montaña (algunas personas incluso hacen su rutina de ejercicio corriendo hacia la cima de la montaña todos los días).
Lo que si que son notorias, sin lugar a dudas, son las arañas del mirador.
Llegando al mirador de la montaña, desde donde se puede ver la jungla desde lo alto, son estas patonas amigas las que van a darte la bienvenida.
Y se ve que no es una rareza encontrárselas, porque debajo del techo del mirador, podía leerse un cartel con una foto de esta araña, explicando que no son venenosas, pero que mejor si no te hacés morder porque igual te va a doler un buen rato.
El trekking de la montaña de los monos tiene dos partes, una larga y otra corta. La larga es más suave, más fácil, pero lleva más tiempo ya que es como 3 veces más extensa, mientras que la parte corta requiere más esfuerzo físico.
Nosotros hicimos el camino corto para subir y el largo para bajar, y déjenme decirles que si bien es cierto que el camino largo es más uniforme (en cuestiones de terreno) también les digo que si lo hacen en época de lluvia como nosotros, quizás sea mejor idea hacer el camino corto para subir y también para bajar.
Nosotros quedamos semi enterrados en barro más de una vez durante el descenso por el camino largo… de hecho, el amigo que fue con nosotros estuvo 5 minutos buscando su chancleta en el barro, mientras nosotros no podíamos parar de reírnos, como los peores amigos del universo.
*Centro espacial de Kourou
Y es imposible hablar de Kourou sin mencionar el centro espacial, principal atractivo turístico, no solo de la ciudad, sino del país entero, siendo este el único lugar de Sudamérica desde el cual se lanzan naves al espacio.
Claro que no podíamos irnos de la ciudad sin hacer una visita a este espectacular lugar, y si querés saber más detalles sobre cómo visitarlo, qué se puede encontrar allí, y sobre nuestra experiencia, te invito a leer el post que tenemos enteramente dedicado al centro espacial de Kourou.
Y luego de Kourou, nos tocó visitar la capital de Guayana Francesa.
Pero antes de centrarnos en esta ciudad, vamos a mencionar dos posibles paradas para aquellos que viajen desde Kourou a Cayenne como fue nuestro caso.
*Zoológico de Guayana
A 44 kms de Kourou y 20 y poco de Cayenne, se encuentra el zoológico de Guyana, con más de 450 animales y 75 especies.
El precio para ingresar es de 16 Euros por persona, y si bien nos podría parecer un precio excesivo, hay que tomar en cuenta que con una entrada podés entrar todas las veces que quieras a lo largo de todo un año, así que más que entrada, es un pase por un año.
Claro, esto es algo muy conveniente para los locales, pero no es amigable para el viajero que está de pasada.
Nosotros no entramos justamente por este motivo, nos pareció muy caro, sobre todo en comparación con otros zoológicos alrededor de Sudamérica donde los precios de entrada son muchísimo más baratos.
En nuestra opinión, lo ideal sería que tuviesen 2 tarifas, una anual y otra más barata para aquellos que estamos de paso y no podemos disfrutar de los beneficios que un pase anual nos da.
*Refugio de Perezosos Chou Ai.
Más cerca todavía de Cayenne, justo antes del puente que hay que atravesar para llegar a la capital, se encuentra el refugio Chou Ai, en donde se rescatan Perezosos que fueron encontrados lastimados, siendo la mayoría aquellos que intentaron cruzar la ruta, como la ranita del juego, pero salieron lastimados en el intento (la característica lentitud del perezoso que da origen a su nombre, y la vertiginosidad de la ruta no son una buena combinación para estos amigos peludos).
Nosotros intentamos visitar el refugio pero se encontraba cerrado, y más tarde hubo gente que nos explicó que hace más de dos meses que permanece cerrado, y sólo estaban recibiendo visitas los días miércoles, pero aun así no era seguro que nos atendieran si íbamos éste día.
De todas maneras, si la visita se concretaba, el ingreso al refugio es gratuito, con opción a dejar una contribución voluntaria.
Una vez allí, nos contaron que es posible informarse sobre las actividades que este sitio brinda a los animalitos, y por lo general los visitantes tienen la oportunidad de cargar a un perezoso en su regazo, y ser abrazados por ellos (o abrazarse mutuamente, ya que estamos, que el amor no se le niega a nadie).
Desconocemos qué pasará con el refugio dentro de un futuro, pero estas eran las condiciones a Mayo de 2019.
CAYENNE
Y ahora sí, después de algunos kilómetros, puente de por medio, llegamos a la capital de la Guayana.
Caímos un domingo a Matoury, un pueblo bien cerca de Cayenne, y donde nos encontramos con que todos los supermercados que habían en la vuelta (entre ellos el único Carrefour del país) estaban cerrados, porque si, los domingos cierra todo en Guayana.
Y hablando del Carrefour, al día siguiente, como era lunes, fuimos a este super para ver qué productos habían de raros para nosotros, y no nos sorprendimos tanto por los productos sino mas bien por la tecnología futurística que tiene este supermercado… no sólo encontramos el típico papelito en la góndola con el precio, ¡sino que en muchos productos lo que había eran pantallas digitales!
Y ahora sí, el producto que sí nos sorprendió no fue por su rareza, sino por su origen… ¡encontramos un arroz cosechado en Uruguay!
Pero no se asusten, no estamos haciendo trampa, claro que también visitamos el centro mismo de la capital; nos mandamos a hacer dedo a ver si alguien nos llevaba los 10 kms que nos separaban de la ciudad, y déjenme decirles que hasta ahora, Guayana Francesa es de los países más sencillos para semejante menesteres. Una vez más cumplimos con los menos de 15 minutos de promedio hasta que un auto se detuvo y nos pegó el aventón.
Y una vez en pleno centro de Cayenne nos encontramos con la misma situación que en Kourou… éramos unos de los pocos peatones que circundaban la ciudad en este poco utilizado medio de transporte en Guayana Francesa, como lo son los pies.
Y no sólo eso, sino que, a cierta hora, ni autos andando por las calles se ven.
De hecho, un lunes a las 3 de la tarde, la ciudad se muere.
Podés caminar en pleno centro sintiéndote el único superviviente del apocalipsis porque rara vez vas a cruzarte algún otro ser humano caminando, incluso merma muchísimo la cantidad de autos que transitan por la calle.
Se siente un poco como esos pueblos del interior de nuestro país, donde se mantiene la costumbre de dormir la siesta en la tarde, y todos los comercios cierran unas 2 o 3 horas para sucumbir a las necesidades del cuerpo.
Pero dormida o no, hay algunos puntos para visitar en esta ciudad, y te contamos cuales fueron los que nosotros conocimos.
*El monumento de los grilletes
Llegando a la costa de Cayenne, te encontrás con un monumento que representa unos grilletes semi abiertos, con sus cadenas rotas.
El mismo se hizo en conmemoración de la abolición de la esclavitud, ya que recordemos que, tanto en Guayana Francesa, como en Surinam y Guyana Británica, existe un trasfondo amargo con historias de personas que escapaban a la selva para huir de la esclavitud, personas cuyos descendientes corresponden a gran parte de la población de estos países a día de hoy.
Desde acá, se puede apreciar el mar, que al menos cuando nosotros fuimos, estaba más bien tirando a seco.
*Costanera
Bien cerquita del monumento de los grilletes, sobre la costanera, está la pequeña playita de Guayana.
Bueno, playita es una forma de decir, ya que no es una playa donde a uno le entran ganas irrefrenables de bañarse (dada su condición algo contaminada) sino que más bien es un lindo lugar para sentarse a pasar una tarde, pero desde tierra firme.
Varias mesitas y bancos de madera, bien mantenidos y rodeados de palmeras conforman el paisaje que invita a una tarde de picnic con vista al mar.
Ahora, como toda Costanera, la cosa sigue, y si te vas caminando a lo largo de ella, te vas a encontrar también con una zona donde hay bancos sobre las rocas, y desde donde nosotros nos comimos nuestro almuerzo, que consistía básicamente en una baguette.
*Mirador
Cerca de la plaza central, subiendo algunos escalones, llegamos al mirador de la ciudad.
El mejor punto es una estructura techada y pequeña desde donde podés apreciar la vista, incluso bajo lluvia, pero cuando nosotros llegamos este lugar estaba ya concurrido, así que nos fuimos a la otra parte del mirador, donde se levanta un faro, y la vista de la ciudad se cambia para dar paso a una visión marítima.
Y con estas propuestas de lugares para visitar en Cayenne, doy paso a la tercer ciudad que visitamos en Guayana, y es nada más ni nada menos, que aquella que nos recibió ni bien entramos.
SAINT LAURENT DU MARONI
Y volvimos al origen, completando así nuestro paso por Guayana Francesa.
Saint Laurent du Maroni es una de las 3 ciudades principales del país, junto con Kourou y Cayenne.
Su muelle suele tener movimiento siempre porque es donde se cruza hacia Surinam y viceversa, y los habitantes de Guayana son muy habidos de ésta práctica porque la diferencia de precios entre estos dos países es abismal, y los habitantes de Guayana no necesitan marcar pasaporte si solamente van a visitar Albina por un rato y volver a su país.
Nosotros llegamos haciendo dedo desde Kourou, y si bien fue la única vez que demoramos más en ser levantados por alguien, también es cierto que había 8 personas haciendo dedo, incluidos nosotros.
Al final de cuentas, podemos seguir diciendo que es fácil hacer dedo en Guayana Francesa, ya que, en media hora, las 8 personas fuimos levantadas.
Y somo siempre, la experiencia haciendo dedo es mucho mejor que si tomásemos otros medios de transporte pagos; el conductor que nos llevó a nosotros y a otro señor que hacía dedo se mantuvo muy callado los primeros 30 kms, pero una vez que el otro señor se bajó y nos quedamos solos con el, nos empezó a preguntar cosas sobre nuestro viaje, entusiasmándose mucho con lo que estábamos haciendo, hasta que de repente nos dice que agarremos la lujosa cajita que estaba en el piso del auto, y que mostraba una tentadora foto de trozos de tortas.
Yo pensaba que quería que la corriésemos a otro lado, pero el muchacho nos invitó a abrir la caja y agarrar lo que quisiéramos.
El milagro se produjo: dentro de la caja había 3 trozos grandes de diferentes postres, y todos con una pequeña placa de chocolate donde tenía estampado el nombre de la pastelería… no había que ser muy inteligente para darse cuenta de lo premium que era eso.
Yo no sabía que elegir, quedé casi en shock… definitivamente no es el tipo de cosa que nosotros podemos darnos el lujo de comprar (probablemente cada postre de esos costaría lo mismo que nosotros gastamos en un día entero, o quizás más) y el muchacho confirmó nuestras deducciones cuando nos dijo que quería que probásemos eso porque probablemente no era algo que nos pudiésemos permitir por nuestra cuenta.
Al final, tuve que pedirle a él que nos recomendara cual probar, y no me animé a tomar un postre para cada uno, así que compartimos uno, muy chocolatoso, con Wa.
Y sí, déjenme decirles que fue LA gloria.
No tengo fotos comiendo estos postres porque no quisimos interrumpir el éxtasis del momento, pero tengo una foto en donde se aprecia que, como no podía ser de otra manera, el auto estaba también lleno de baguettes.
Una vez llegados a Saint Laurent du Maroni, recorrimos la ciudad en un par de bicicletas prestadas, y podemos decir que fue una experiencia muy acertada ya que las calles de esta ciudad están más pensadas para vehículos (bicicletas incluidas) que para peatones, cosa un poco entendible (pero aun así no justificable) cuando ves que se repite la misma situación de las otras 2 grandes ciudades, es decir, casi no se ven peatones en las calles.
Visitamos la costa, donde se puede volver a encontrar un monumento dedicado a los esclavos, y si te das maña para la fotografía, podés intentar hacer una buena foto con el barco oxidado que aparece encallado cerca de una pequeña bajada al agua que oficia de playa en miniatura.
También estuvimos recorriendo la ciudad, encontrando esos rinconcitos mágicos que toda ciudad tiene, y deteniéndonos debajo de los techos que íbamos encontrando cuando la lluvia se largaba de sopetón (porque sí, la época de lluvias continúa).
Además, existe también una isla llamada «La Isla de la Cuarentena», a donde se debe cruzar en bote y es un lugar donde la gente acostumbra pasar una tarde de fin de semana.
Y hablando de reclusos, no podemos dejar de mencionar la prisión de Saint Laurent du Maroni, que es una de las más importantes del país, siendo éste un país famoso por sus cárceles.
*Un poquito de historia presidiaria
El territorio de Guayana Francesa fue utilizado por Napoleón III como un sistema penitenciario que funcionó durante 100 años, desde 1852 hasta 1953.
A esta colonia francesa se mandaban los presos que abarrotaban las cárceles de Francia, con la intención de purgar la mala influencia que podían ser para la población.
Lo que hace famosas a las cárceles de Guayana Francesa, es el trato inhumano en el que se tenía a sus presos, a tal punto que de 80.000 personas que fueron enviadas allí, 70.000 murieron por causas de mala higiene, maltrato y hambruna.
Pero quizás la cárcel más famosa fue aquella que albergó al conocido Papillon, siendo éste uno de los supervivientes más conocidos por su aparición en novelas y películas que cuentan sus días de desgracia en la prisión ubicada en la Isla del Diablo.
Nosotros no pudimos visitar ninguna de las prisiones, ya que el costo de entrada excedía nuestro presupuesto, pero definitivamente es algo recomendable para aquellos que tengan la posibilidad económica de visitarla y les interese conocer un poco más sobre la historia de estos famosos lugares de reclusión.
LAS TORTUGAS DE GUAYANA FRANCESA
Yo sé que los centros penitenciarios son probablemente el atractivo más conocido de Guayana Francesa, junto con su Centro Espacial, pero no podemos dejar de mencionarlas a ellas, las gigantes tortugas Laúd.
Alguien nos comentó que en la época del año en que estábamos, era muy típico ir a la playa para ver a las tortugas marinas poner huevos en la arena.
No lo pensamos dos veces y allá arrancamos a dedo, rumbo a Awala-Yalimapo, un pequeño pueblo de origen amerindio, cuya principal atracción es la playa y su avistamiento de tortugas, además de las posibles visitas a comunidades amerindias de la zona.
No salimos muy temprano ya que nos habían comentado que sería fácil hacer dedo hasta allá, así que a las 14:30 hs estábamos en la ruta, cargados únicamente con la mochila chica de mano y la carpa para pasar la noche en la playa, pero la verdad es que ésta vez fue la primera en la cual estuvimos a punto de rendirnos; la salida de Saint Laurent du Maroni fue dividida en pequeños recorridos de pocos kilómetros, y largas esperas entre ellos (a excepción de uno que se detuvo justo después que bajamos de otro).
La nochecita nos sorprendió en un pueblito a 20 kms de la playa donde nos esperaban las tortugas, y nos permitió comprobar dos cosas: primero, que por algún motivo que desconocemos, las personas amerindias tienen más recelo de levantar gente haciendo dedo en la ruta, y segundo, que siempre que estamos a punto de tirar la toalla, aparece un ángel salvador que nos socorre.
Era ya prácticamente de noche, y yo no quería hacerme a la idea de haber recorrido todos esos kilómetros para terminar poniendo la carpa al costado de la calle y no en la playa, viendo tortugas gigantes, como habíamos planeado, así que en un par de oportunidades dijo «bueno, esperamos un auto más y nada más».
Finalmente, vimos venir una seguidilla de unos 4 autos que se acercaban, y perdiendo ya casi del todo la esperanza decidimos que serían los últimos a los que le haríamos dedo… si ninguno paraba, buscaríamos la central de bomberos para pedir poner la carpa.
Nuestra experiencia con filas de autos nunca fue buena, es como si el primer auto que viene confiara que el segundo va a detenerse para nosotros, entonces no para, y el segundo confía en que el de atrás lo hará, y el tercero confía en el último, y el último no está ni ahí de parar. En fin, esta es mi teoría y por eso no me gusta cuando pasan varios autos seguidos en fila.
Pero esta vez fue la excepción.
El último auto de la fila se detuvo y nos hizo entrar. Casi no fue necesario decirle a dónde íbamos porque el mismo lo dijo «¿Yalimapo?» cuando entramos (¿tan evidentes éramos?).
Después de darle las gracias como 3 veces, me puse a estudiar mejor el interior del auto y descubrí con terror que había un carnet con pinta de permiso para taxis colgando del espejo retrovisor.
Y digo terror porque obviamente no era la idea pagar un taxi… y además, teníamos menos de 7 Euros con los que debíamos sobrevivir unos 3 días más en la ciudad.
Todo el viaje estuve en tensión, pensando en qué iba a decirle al señor cuando nos quisiera cobrar.
Pero una vez más, descubrimos la bondad de la gente en este conductor, que nos dejó en la playa, y en ningún momento intentó cobrarnos, a pesar de tener toda la pinta de ser un taxi.
Incluso me atrevería a decir que nos llevó hasta allá solamente para ayudarnos, porque apenas nos dejó allí, pegó la vuelta (es decir, el no se dirigía a la playa en cuestión).
Nuevamente con el corazón lleno y la panza vacía, compramos un poco de pan y galletas baratas en un almacén de un señor chino que hacía su mejor esfuerzo para hablarnos en inglés, y luego armamos la carpa.
La playa de Yalimapo está llena de grandes toldos que pueden incluso cerrarse a los costados quedando prácticamente como una casa hecha en nylon resistente, y muchas tienen mesa con bancos de madera.
Nosotros colocamos la carpa bajo uno de los toldos y nos fuimos a la búsqueda de tortugas gigantes.
PUNTOS IMPORTANTES PARA AVISTAR TORTUGAS LAÚD
*¿Cuándo es el mejor momento para avistar tortugas?
El mejor horario para ver a estos colosos animalitos es cuando cae la tarde, durante la noche, o muy temprano en la mañana.
*¿Hay que tomar alguna precaución?
Sí, hay que tomar algunas precauciones, pero no porque las tortugas puedan ser peligrosas, sino que para que no huyan de tu presencia.
Primero, es importante que si la ves venir desde el agua, no te acerques.
Una vez ella comienza a hacer un agujero en la arena, ese es el momento en el que podés acercarte, ponerte incluso al lado y hasta tocarle el caparazón, que ella no se va a ir porque ya está en plena faena, digamos que ya está en trabajo de parto.
Otra cosa a tomar en cuenta es el flash de las fotos. No se puede fotografiar a estas tortugas con flash normal, sino que debe ser con flash rojo. Lo mismo corre para la iluminación, es conveniente llevar linternas con luz roja, porque de lo contrario podrían asustarse e irse.
En nuestro caso, una chica que estaba viendo la tortuga nos dio un pequeño sticker que se coloca sobre el flash del celular para hacer que éste sea rojo, y de esa forma poder fotografiar o iluminar a las tortugas. Estos sticker están diseñados especialmente para el observamiento de tortugas, pero desconocemos donde pueden comprarse.
También llevamos además una linterna con luz roja que nos prestaron.
*¿Son agresivas?
Para nada. Claro, no te vas a poner a bailar un malambo arriba de la pobre tortuga, pero podés estar bien cerca de ella, e incluso tocar su caparazón, sin que amague siquiera a hacerte nada.
Eso sí, acordáte que ella está dando a luz, y no creo que a nadie le guste que la estén toqueteando mientras está pariendo… ya bastante feo debe ser tener un grupo de gente alrededor mirándote el traste y sacándole fotos, como para que encima te anden toqueteando.
*¿Qué tan grandes son?
MUY. Pueden llegar a los 2,30 metros y medio de largo y pesar hasta 600 kgs.
*¿Pueden llegar a verse en el día?
Sí, pero muy temprano. Nosotros pudimos ver una sobre las 7 de la mañana, y fue la última que quedaba en la playa. Es una buena oportunidad para verlas mejor y sacar mejores fotos.
Dato extra: si tenés muchísima suerte y madrugas mucho, podés incluso llegar a encontrarte a las pequeñas crías corriendo hacia el agua. Y sino, te puede pasar como nosotros que sólo encontramos cascarones de huevo rotos por todos lados.
DESPEDIDA DE GUAYANA FRANCESA
Con muchos lindos recuerdos, nuevos amigos, y una baguette bajo el brazo, nos dirigimos hacia el muelle de Saint Laurent du Maroni para tomar la lancha que nos devolviera a Surinam.
Luego de hablar un rato con el señor de migraciones para que nos sellara la salida al país, cosa que costó un par de explicaciones y algunos minutos, nos dirigimos a un señor que tenía un bote para negociar el precio.
Intentó cobrarnos 50 dólares Surinameses a cada uno, a lo cual le respondimos que no, ya que ese era el dinero que pagamos por los dos cuando llegamos desde Surinam hacia Guayana Francesa.
Al señor no le quedó otra opción más que aflojar, así que ya saben, si toman uno de los botes particulares no se dejen cobrar de más, sobre todo porque suele haber más de una persona ofreciendo el servicio del bote, y por ende hay competencia entre ellos, así que ninguno va a ofrecer demasiada resistencia si te ven determinado a no pagar un precio más caro de lo normal porque saben que pueden perder un pasajero fácilmente.
Y bajo lluvia, como no podía ser de otra manera, volvimos a encallar en Surinam.
Comienza la vuelta atrás rumbo a Boa Vista, donde tendremos que tomar una importante decisión para continuar nuestro viaje.
Hola.
¡Hola! 🙂