DEJANDO PANAMÁ
Nuestro camino a Costa Rica, comenzó desde las afueras de Coronado (cerca de Ciudad de Panamá), una espera de 15 minutos fue suficiente para que una chica nos subiera a su carruaje metálico.
La panameña contaba que no se veía gente haciendo dedo en su país, y nos preguntaba cosas con timidez.
La segunda persona que nos levantó en la ruta tampoco se hizo desear más de 15 minutos, y es que hacer dedo en Panamá es más efectivo de lo que esperábamos; el conductor del camión quería conversar porque dice que se estaba durmiendo, las palabras mágicas para que uno se ponga las alcalina y hable como loro de certamen.
Finalmente, llegamos a David, la ciudad desde donde salía el bus que la aerolínea Wingo, en Colombia, nos había obligado a comprar.
Como eran apenas las 19:00 hs y nuestro transporte salía a las 05:00, deseábamos con toda el alma que la terminal de buses fuese agradable para poder dormitar un poco… nada más lejos de la realidad.
No sólo era abierta, sino que además la mayoría de los puestos de venta (ya sea de buses o de snacks) cerraban durante la noche, y el hecho de estar constantemente celado por policías que caminaban de aquí a allá era entendible cuando te ponías a mirar las apariencias sospechosas que se veían alrededor.
La tensión en el ambiente podía cortarse con un cuchillo oxidado.
Nuestras sospechas se confirmaron cuando un policía se llevó a un hombre que parecía hacerse el dormido.
Para colmo, los datos que teníamos de nuestro bus no eran del todo claros, ya que en el boleto especificaba que el lugar por donde pasaría a recogernos era «Terminal David (supermercado Barú)». Aclaremos que la distancia entre la terminal David y el super Barú era como de 10 cuadras.
Por mucho que preguntamos en la terminal, nadie sabía a ciencia cierta dónde nos convenía esperar, y una chica de una tienda de batidos nos indicó el puesto correspondiente a la empresa de nuestro bus, el cual estaba cerrado y abría recién a las 7:30, horario en el que ya debíamos estar subidos en el bus desde hace rato ya que nuestro transporte pasaría por allí a las 05:00.
Comimos unas empanadas muy pobres de relleno, en una tienda de comidas de la terminal, teniendo la esperanza que permaneciera abierta toda la noche y pudiésemos esperar allí.
No pudimos, cerraba en media hora.
A veces los policías nos lanzaban miradas que no entendíamos si eran desconfiadas o si nos veían como carnada fácil y por eso nos cuidaban más.
Al final, se me ocurre decirle a Wa que en nuestra caminata hacia la terminal, había visto un local de comida rápida llamado «Pío Pío» que tenía un cartel de «24 hs», y parecía un lugar más seguro para quedarse, así que preferimos ir antes de que se hiciera más tarde.
Lo malo era que luego debíamos caminar desde allí hacia o bien la terminal de buses o bien el super Barú, en plena madrugada, pero preferíamos eso… esa terminal nos tenía bastante inquietos.
Le explicamos nuestra situación a la chica de la tienda, haciendo incapié en que no nos sentíamos seguros en esa terminal, como para esperar tantas horas, y ella confirmó nuestras corazonadas: nos explicó que la zona de la terminal es muy peligrosa, sobre todo en la noche, y con una sonrisa nos permitió quedarnos allí hasta la hora de partida de nuestro bus. A modo de agradecimiento y también para saciar el hambre, le compramos un par de menú económico.
Esta chica, además, fue quien nos averiguó después con un señor, que el bus a Costa Rica pasaba por el supermercado Barú, pero no por la terminal, así que era allí a donde debíamos ir luego.
También habló con el policía que llegó más tarde para cuidar el local, y le explicó nuestra situación.
En todo momento ella fue un amor de persona.
Finalmente, se hicieron las 04:30 y partimos caminando hacia la parada que estaba justo frente al supermercado. Aunque nos habían recomendado tomar taxi por lo peligroso de la zona, habíamos visto que ya a esa hora comenzaba el movimiento de la gente que iba a trabajar, así que elegimos intentar mimetizarnos entre ellos.
El reloj dio las 05:00 pero el bus no apareció.
A las 05:30 tampoco.
Empezamos a dudar si el horario sería hora de Panamá o de Costa Rica (ya que la empresa es costarricense) … de ser así, ya lo habíamos perdido.
Las opciones eran dos: o salíamos a la ruta a hacer dedo y nos olvidamos del bus, dando por perdido el dinero, o esperábamos hasta las 07:30 a que abriera el puesto de venta de la terminal y consultábamos allí.
Elegimos lo segundo, y menos mal: 06:15, es decir, con una hora y cuarto de atraso, se detuvo el bus que nos dejaría en Costa Rica.
LA ENTRADA A COSTA RICA
Esta vez íbamos preparados.
Teníamos un ticket de avión hacia Madrid (España) que nunca usaríamos porque nunca fue un ticket realmente.
Mostrándole eso en la pantalla del celular a la chica de migraciones en Costa Rica fue suficiente para que estampara el sello en el pasaporte.
Nos llamó la atención que contó los días en el calendario hasta la fecha de nuestro «vuelo» para poner junto con el sello, la cantidad de días que íbamos a estar en el país.
«Son 41 días, pero les voy a poner 45 por las dudas», dijo.
Así que ya saben, si piensan manufacturar un ticket de salida, háganlo con una fecha lejana porque en eso se basan para darles los días de permanencia en el país.
No nos pidieron el comprobante de tener 500 dólares, ya sea en efectivo o en cuenta bancaria, y sospechamos que se debía a que, como estábamos viajando en bus y el chófer gritaba apurado, el trámite de migraciones en estos casos debe ser algo más informal para perder menos tiempo.
De todas formas, no conviene confiarse, recomendamos llevar siempre todos los comprobantes que puedan pedir.
En la parte donde se revisan los bolsos, nos iban a dejar pasar sin revisar, pero una de las personas encargadas de esta tarea nos preguntó si habíamos estado en Colombia, y al responder afirmativamente, alertó a su compañero «¡Estuvieron en Colombia!». Yo pensaba que nos estaba jugando en contra el estigma de Pablo Escobar, pero ellos mencionaron algo sobre una enfermedad, y abrieron la mochila… y nada más. No revisaron nada, simplemente abrieron un cierre, intenté mover algo ahí adentro para que vieran pero el señor me detuvo diciendo «está bien está bien».
No sé, a lo mejor buscaban algún animal salvaje escondido, que evidentemente en ese manojo de cosas apretadas no habría sobrevivido.
EL PAIS MAS FELIZ DEL MUNDO
Costa Rica es el primer país en el que estamos en donde no hay ejército, cosa que salta a la vista ni bien cruzar la frontera (o mejor dicho, no salta a la vista, porque no se ve ningún uniforme verde).
Los «ticos» se enorgullecen mucho de esta característica, y el país ha sido reconocido como el más feliz del mundo en más de una oportunidad, hecho que según ellos mismos dicen, viene muy de la mano con la carencia de los verdes.
Si comparamos esta característica con nuestro país, no lo sentíamos tan diferente, ya que, aunque en Uruguay hay ejército pero no tiene una presencia marcada, en comparación con otros países donde hemos estado sí que se nota la diferencia, sobre todo en los puestos fronterizos y trámites como aduana.
EL CENTRO DE SAN JOSE, LA OTRA BOGOTÁ
Contra todo pronóstico, San José nos pareció una ciudad interesante, y no fea como nos la pintaban de antemano.
De hecho, nos recordó mucho a Bogotá, la capital colombiana de la que se suele hablar despectivamente también.
San José es una ciudad que de sólo verla en el mapa se puede notar lo que luego nos explicaron: que se fue extendiendo.
Años atrás la capital de Costa Rica era mucho más chica de lo que es hoy, pero con el tiempo empezaron a surgir pueblos aledaños que poco a poco se iban uniendo a la ciudad, y a día de hoy puede verse como un gran entramado casi telaráñico (sí Word, ya sé que esa palabra no existe) que representa probablemente el doble de su tamaño original. Lo que antes fueron pueblos, hoy se consideran más bien barrios.
Por supuesto, como toda capital tiene sus zonas rojas, y su parte histórica, que suele ser linda en casi cualquier capital, a veces más a veces menos, pero linda al fin.
De hecho, un sentimiento que se dio tanto en San José como en todos los lugares de Costa Rica que visitamos, fue el de la seguridad; en todo momento nos sentimos seguros. A pesar de que una de las zonas en donde nos quedamos por unos días en la capital está considerada como peligrosa, nunca vimos caras sospechosas ni miradas extrañas, ni sentimos tensión en el ambiente, ni siquiera en una oportunidad.
Lo que sí nos asustaron fueron los precios.
Y en eso, San José no se parecía a Bogotá.
La moneda de Costa Rica son los colones, así que el símbolo de la letra «C» con dos rayitas verticales atravesándola están por todas partes.
En nuestro recorrido por calles capitalinas, descubrimos que en casi cada esquina había un puestito de venta de frutas, bastante cargado sobre todo de piñas y banano.
Y algo que se despegaba de nuestros recuerdos de Bogotá pero que nos acompañó cada día de nuestra estancia en la capital, fueron las lluvias.
Todos los días llovía. A cada rato. Fuerte.
Era imposible salir seco y permanecer así durante más de 2 horas, sobre todo si sos como nosotros y te rehúsas a llevar menesteres para protegerte del agua porque dan calor, y en Costa Rica no se precisa algo que de más calor del que ya hay.
Uno va avanzando de techito en techito, saltando charcos, y refugiándose en algún edificio del Estado por una hora, quizás más, lo que hace que un simple paseo pueda convertirse en una excursión de todo el día.
Al menos esto es lo que sucede en temporada de lluvias, que es por supuesto, cuando llegamos nosotros. Ya descubriríamos luego que ésta característica no era exclusiva de la capital, sino de gran parte del territorio Costarricense.
Ya nos lo dijo un amigo que hicimos en San José: «acá a veces llueve, y las otras veces llueve mucho».
También hay quienes nos dijeron que, si bien en Costa Rica no se diferencian casi estaciones sino simplemente época de lluvias y seca, nos contaron que en la época que se considera «invierno» suele hacer más calor que en el «verano».
De todas formas, el clima no nos impidió encontrarnos con lugares atractivos, y algunos cuasi mágicos.
Por ejemplo, caminando por una calle ya alejada del centro, encontramos una callecita que aunque llamaba la atención de lejos, al acercarnos y leer en un cartel semi escondido las palabras “Jardín Secreto”, todo tomó un cáliz más mágico y se sintió especial.
Se trataba del jardín de una casa, en donde sus dueños decidieron convertirlo en una especie de mini paseo para el transeúnte, sin fines de lucro.
Se podía pasar al jardín, ver estatuas de animales preciosas entre las plantas, y hasta sacarse fotos con unas alitas de mariposa.
Estuvimos también un rato buscando un pedazo del muro de Berlín que según Maps. Me estaba por ahí, en alguna parte.
Lo encontramos, pero lamentablemente sólo pudimos verlo entre rejas.
Leyendo un poco, encontramos que este trozo de muro fue una donación de Alemania, la cual envió trozos del muro a algunos países, como Argentina, Costa Rica y México, para recordar al mundo que nunca más deben construirse muros que separen a las personas. Costa Rica fue elegido porque uno de los gobernantes del momento en que se hizo eso, había visitado varias veces el país y le gustaba mucho.
Así con todo, ha sido motivo de queja de varios ciudadanos el hecho de que el trozo de muro esté tan escondido, ya que si no sabés dónde está, uno puede pasarle por al lado y minga te vas a percatar de su presencia, porque se encuentra dentro del predio de un edificio estatal, detrás de rejas y enredaderas que cubren gran parte de estas rejas, o sea que para verlo tenés que asomarte entre alguna parte con menos hojas y prestar atención.
En general, San José nos pareció una ciudad muy ordenada y prolija, con precios elevados, muy similares a Uruguay, es decir, bastante más altos que la mayor parte de Sudamérica.
Y hablando de Uruguay…
URUGUAY, ¿QUÉ HACÉS ACÁ EN COSTA RICA?
San José nos sorprendió para bien, pero nuestra mayor sorpresa fue ir encontrando detalles desperdigados por la ciudad, que cada vez más nos recordarían a nuestras tierras rioplatenses, empezando por Argentina, nuestro país hermano y vecino, pasando por el limbo Rioplatense, y terminando en una declaración de presencia uruguaya innegable.
Perdiéndonos un poco por las calles mojadas, encontramos un comercio que vendía dulces de todo tipo, y sólo nos detuvimos cuando nuestra mirada captó algo que no veía desde Argentina (porque sí, desde que viajamos medimos el tiempo en países): alfajores Bon o Bon.
No aguantamos la tentación e ingresamos al local. Fue una feliz decisión, porque el precio no era elevado como esperábamos; como será la cosa que hasta pudimos darnos el lujo de comprar una bolsita con 7 dulces surtidos. Esto junto con el alfajor tuvo un costo de U$S 1, y nosotros felices como nenes chicos.
Muchas plazas son las que pueden encontrarse en San José, algunas de ellas muy bien conservadas y llenas de verde, característica que por suerte destaca en todas las zonas de Costa Rica que visitamos.
Mientras buscábamos el pedazo del muro de Berlín, nos encontramos primero con un viejo conocido.
Estaba muy durito, en lo alto, esta vez sin gorro pero con su peinado al costado embadurnado de gomina, y nos miraba con esa sonrisa que, como uruguayos, conocíamos tan bien.
Eso sí, no figuraba como uruguayo, sino como Argentino, y acá me libero de la polémica diciendo que para mí el tipo es Rioplatense y chau, ni de allá ni de acá… por mi lo compartimos y está todo bien.
Sí, estoy hablando de Gardel.
Y no sólo estaba él, por la misma zona nos encontramos a la Reina Isabel la Católica de España, algún que otro prócer Argentino, y demás personas que no supimos reconocer.
Eso sí, tuvimos una decepción con una estatua que representaba a alguien aparentemente importante para el país; aunque la buena intención del homenaje estaba clara, la placa conmemorativa donde citaba sus palabras y explicaba un poco los hechos donde ésta persona se vió involucrada, las faltas ortográficas nos rompieron los ojos, al punto de no saber si eso era un mensaje digitado en el celular (donde algunas faltas son perdonadas en pos de la vagueza al escribir en un tecladito de 4×5 cms) o una placa conmemorativa.
No vamos a mostrarla acá para no herir la sensibilidad del lector (¡dale color!).
Pero volviendo al tema que nos acercaba a nuestras tierras, el clímax de este sentimiento llegó a su punto álgido cuando sentados en el banco de una plaza, viendo a los loros que se gritaban groserías (digo yo) desde la copa del árbol que nos cubría, Wa se pone a mirar el mapa, y de repente como impulsado por un resorte, se levanta y se aleja, murmurando palabras de sorpresa.
Yo me quedé ahí en póker face sin saber que estaba pasando, hasta que volvió y el diálogo fue corto pero surrealista:
-Está Artigas ahí.
-¿Cómo que está Artigas?
-Sí, Artigas.
-Artigas Artigas… o sea, ¿nuestro Artigas?
-Sí, Artigas.
Obviamente me levanté yo también como impulsada por un resorte, y celular en modo filmación en mano, me encaminé hacia el prócer uruguayo del cual nunca vimos nada en ningún país fuera del nuestro.
En el camino (que eran menos de 6 metros) John Lennon se nos cruzó primero, así que tuvimos que sentarnos un minuto a conversar con el… ya saben, cosas como «imaginate un mundo sin fronteras» y eso.
Le dije que no lo había reconocido porque no tenía los lentes puestos, y me dijo que como estaba nublado no era necesario, y yo entendí que a lo mejor no quería ser reconocido para que la gente no le molestara tanto con las fotos (porque John es uno de esos casos donde ponerse los lentes oscuros, lejos de camuflarlo, lo hace más reconocible).
Finalmente, lo vimos.
Ahí, con su nariz aguileña, sus hombros erguidos y cara de serio, Artigas nos miraba, chorreteándole algo verde por la frente que bien podía ser transpiración del calor que hacía o bien podía ser representación «apta para sensibles» de la sangre derramada por la independencia de la República Oriental del Uruguay.
Algunos incultos dirán que es popó de pájaro o corrosión de la lluvia ácida sobre el metal.
Me querés explicar, ¿qué hace un busto de Artigas en Costa Rica?
Pero esperá, que la cosa no termina acá, porque por si esto fuera poco, en San José no sólo tuvimos la oportunidad de hacer asado una, sino dos veces.
Nos quedamos algunos días en una zona relativamente cerca del centro de la ciudad, en donde la gente que nos dio cobijo nos propuso que ellos comprarían la comida, y nosotros nos encargaríamos de hacer un «asado uruguayo», a lo que accedimos gustosos.
La carne era buena, un trozo sin huesos que para nosotros era vacío (desconocemos si el nombre del corte sea el mismo en Costa Rica) bien rojito, que prometía mucho.
No así la parrilla, que al ser a gas no teníamos la más pálida idea de cómo se prendía, ni si la carne quedaría con ese gustito ahumado del asado.
Aplicamos la típica técnica uruguaya para preparar un asado, o sea, dejarlo cocinar bien despacito, sin apuro ni complicaciones.
Las personas de la casa nos pedían que lo hiciéramos como en Uruguay, así que les advertimos que llevaría unas 2 horas, quizás más, y ellos nos contaban sorprendidos que cuando cocinaban carne en la parrilla, en 20 minutos ya estaban comiendo.
¡20 minutos! Para nosotros era impensable, en 20 minutos no te da para comerte el salamín, las papitas chips, el quesito colonia, y las aceitunas.
Claro que acá las previas eran diferentes, así que el espacio de más de 2 horas lo llenamos de chorizos al pan y palabras, que, si se quiere, era también algo bastante uruguayo.
Conversamos y contamos historias de terror a la luz de la llama de la parrilla, hasta que nosotros dimos el veredicto «ya está listo».
Esa carne se cortaba como manteca, y aunque el frasco de chimichurri casero voló al piso y falleció al caer, apenas después de haber puesto un par de cucharadas en la tabla, nuestros anfitriones se relamían en puro éxtasis mientras nos preguntaban cómo habíamos logrado preparar la carne así.
No sabemos si el mérito fue nuestro, de la carne, o todo junto, pero vieron cómo es… todo en la vida se disfruta más si se hace lento.
Nuestros recuerdos del paisito dieron final con un partido de futbol, ese deporte por el que Uruguay es reconocido mundialmente, porque a pesar de ser apenas 3 millones pareciera que 10 millones juegan al futbol. La cosa es que Wa fue invitado a un partido entre amigos; el problema es que después de no haber jugado al futbol por más de año y medio, los resultados no fueron los esperados, pero, de todas formas se divirtió.
EXPLORANDO LAS COSTUMBRES TICAS
En San José tuvimos nuestro primer acercamiento a ciertas cosas típicas del país, como, por ejemplo, el pinto (abreviación de «gallo pinto», que es su nombre original).
El pinto es el desayuno tico por excelencia y consiste en un plato de arroz con porotos negros, acompañado generalmente de un huevo. Algo que suele acompañar el pinto es la natilla, algo que vimos por primera vez en Costa Rica, y que básicamente es una especie de crema de leche (nata) con sal. tiene un tono amarillento, a diferencia de la crema de leche, y queda muy bien acompañando el arroz con porotos.
Hace poco, en uno de esos trayectos ruteros me vino la inspiración y me di cuenta que el nombre de este plato, al tratarse de un desayuno, es decir, la primer comida que se tiene apenas uno se despierta, debe estar relacionado con el canto matutino del gallo que durante tanto tiempo se usó (y en algunos lugares aún se usa) como despertador natural.
No, si yo les digo, a veces me funcionan las neuronas, y no sé por qué suele ser en la ruta.
Y ya que estamos hablando de comida, me parece una buena oportunidad para mencionar las sodas.
No, no estoy hablando de agua con gas. Tampoco de un refresco.
La «soda» en Costa Rica es como se les llama a los pequeños locales de comida, usualmente rápida y típica.
Una versión económica y más tica de un restaurante.
Son bastante populares en San José, y la mayoría de los ticos disfrutan de al menos una comida del día en estos establecimientos.
Otra cosa que nos pareció curiosa, aunque ya lo veníamos viendo desde Panamá, es la existencia de las pulperías.
No es que la tienda en sí nos llame particularmente la atención, sino más bien su nombre.
Una pulpería es, básicamente, el almacén de toda la vida, la típica tiendita de barrio donde se suele comprar comida para el día, pero con una variedad de productos quizás un poco mayor que las tienditas de barrio que hemos visto en otros lados.
Y nos llamó la atención porque en Uruguay se le llamaba así a las tiendas del mismo estilo pero que se ubicaban en zonas muy rurales. Además, es un término que en nuestro país solo se escucha en boca de abuelos que vivieron en el campo hace muchos años, por eso nos pareció extraño verlo tanto en Costa Rica.
Alguien nos compartió su teoría del origen de la palabra «pulpería»; si la tienda se llama así, a quien la atiende se le llama «pulpero», y según esta persona, el término se usa por la habilidad del pulpero para atender a varias personas a la vez, o atender muchas en poco tiempo, dando la sensación de que tiene muchos brazos (de ahí que la palabra viene de «pulpo»).
Esto se aplica más a épocas pasadas por supuesto, pero sigue siendo bastante acertado.
La mayoría de pulperías que vimos, sobre todo las de pueblo, no solo vendían comestibles no perecederos, sino también tenían carne, artículos de papelería, costura, limpieza, frutas y verduras, farmacia, y algunos hasta tenían artículos de ferretería y te vendían garrafas de gas para la cocina.
En fin, una especie de gabinete del doctor Caligari en el pueblo más remoto que se te ocurra.
Y si algo nos enloqueció un poco en Costa Rica fue el tema de las direcciones.
¿Se acuerdan cuando contaba cómo nos costó acostumbrarnos a la nomenclatura de Colombia, pero que al tiempo nos resultó súper práctica?
Bueno, eso no nos pasó en Costa Rica… nunca llegamos a acostumbrarnos. Creo que es una habilidad que requiere más tiempo de desarrollo.
Sucede que en Costa Rica las casas no suelen tener número de puerta.
En serio, no tienen.
Entonces… ¿cómo se dan las direcciones?
Acá es cuando entran en juego los puntos cardinales y los metros.
La primera vez que tuvimos que llegar a una casa, cuando preguntamos por el número de puerta nos respondieron: «uy, eso es bien complicado… yo les mando una foto de la casa, ustedes se paran en el frente y gritan mi nombre.»
Wa no grita nunca en la vida, y yo soy de esas personas que si tiene que gritar en el bus para que le abran la puerta, prefiere esperar a que alguien se baje y grite, aunque eso implique pasarme 10 cuadras de mi destino original, o atravesar todo el bus si estoy en el fondo, para pedirle al chófer que abra la puerta.
O sea, la teníamos difícil.
Le comentamos esto al muchacho que nos estaba dando las indicaciones, diciéndole que igual haríamos nuestro mejor esfuerzo para gritar lo más que pudiésemos.
El respondió: «No pasa nada, si no los escucho, hay un vecino que siempre está atento a la calle, el probablemente los verá y va a gritar mi nombre también para ayudarlos».
El segundo encuentro que tuvimos con la nomenclatura costarricense fue en Heredia.
La dirección que teníamos para llegar era algo así como: «de la antigua central de policía, 300 metro al Oeste y 150 al sureste».
¿Qué?
No entendíamos nada.
Yo sabía que se considera que un metro es, aproximadamente, un paso largo, pero de ahí a tomarlo como medida certera había un largo trecho… o sea, si nos equivocábamos por un metro estaríamos golpeando en la puerta del vecino.
La puerta sin número del vecino.
Aprenderíamos luego que las direcciones en Costa Rica se daban así.
Ante nuestra pregunta de «¿y cómo saben en qué puerta golpear cuando invitan alguien a su casa?» nos respondían que se daba alguna indicación de la puerta, o de la casa de al lado o de en frente.
Diga que hoy en día con el tema del GPS y las fotos enviadas por celular es más fácil, pero mis totales respetos a la gente que podía guiarse sin estas herramientas, años atrás.
LA INFLUENCIA YANKEE
Después de este inciso patriótico, déjenme seguir contando cosas, esta vez no exclusivamente de la capital, sino de la población costarricense en general.
La influencia estadounidense se hace cada vez más fuerte a medida que nos vamos acercando a América del Norte, y las tiendas de ropa americana en Costa Rica son una fuerte demostración de ello, algunas, las más alejadas del centro de San José o ubicadas en pueblitos, con precios realmente convenientes (una remera por U$S 1), pero otras, las que plagaban la peatonal céntrica, con precios un poco alejados de lo que uno entiende por «ropa usada» (1 remera por U$S 4). Claro que, en cualquier caso, siempre sería más barato que un local de ropa nueva.
Si en algo se notaba muchísimo la influencia yankee también, era en los planes de las personas; todos aquellos que pensaban en emigrar y nos contaban de ello, planeaban hacerlo hacia «los Estados», como le dicen por allá.
Los ticos, aquellos que se pueden permitir el viaje, se van a vacacionar a Florida, Nueva York o Manhattan, y pocas veces nos mencionaron Europa o América del Sur.
Esto nos pareció algo diferente a nosotros, Sudacas del cono Sur, donde siempre se mira más a Europa, y no se sabe casi nada sobre cómo sacar la visa para ir a EE.UU.
Así con todo, y aunque la influencia está bastante marcada, la «Coca Cola light» que venimos viendo en todos lados, acá se transforma en «Coca Cola ligera».
PURA VIDA MAE
Y no puedo hablar de influencia estadounidense si no hablo de algunas expresiones ticas por excelencia. Los ticos tienen de por sí una forma particular de hablar en relación a los demás países latinos en que hemos estado, porque desde el vamos pronuncian la «R» de forma un poco diferente, más suavizada, más como se diría en inglés.
Pero lo que quiero destacar, son sus expresiones.
Vamos a empezar con la palabra «tico» en sí.
A mi cuando me dijeron que a los habitantes de Costa Rica se les llama tico, la primer flechita que salió en el mapa semántico de mi cerebro apuntaba directamente al tico-tico, ese dulce que se veía más cuando era niña, en cualquier almacén Uruguayo.
Era barato, con gusto a tutti-frutti y venía en forma de pelotitas de colores del tamaño justo.
Pero no, nada tiene que ver una cosa con otra.
A los costarricenses se les llama «ticos» por la costumbre de agregar el diminutivo con «ico» o «ica» a cada cosa: «coma frutica», «espéreme un momentico», etc.
Una vez más, algo que nos recordaba a Colombia, ya que por aquellos lados también se usa el «ICO».
Lo cierto es que la población costarricense se nos hizo muy parecida a la colombiana, y fue una grata sorpresa, ya que por ser un país limítrofe con Panamá nos esperábamos que la gente tuviese una personalidad más distante, más seria, como nos pareció en general la población panameña (EN GENERAL, no se me enajenen, que siempre hay excepciones).
Pero no, y supongo que esta diferencia se visualiza claramente con la frase por excelencia: pura vida Mae.
Vamos por partes.
Mae: así es como los ticos se llaman entre ellos.
«El Mae me dijo que la Mae le había pedido…»
«Mae, páseme el vaso»
Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo existía una fábrica en donde se le llamaba «Mae» a los obreros de menor rango. Con el tiempo, para molestarse entre ellos, algunos se decían «Mae» como para referir a que alguien pertenecía al rango mas bajo, al punto de que luego se le empezó a decir «mae» al jefe ingeniero de la fábrica, como para molestar (en el sentido lúdico de la palabra) y a su vez satirizar con que en la fábrica las cosas iban tan mal que todos cobraban al rango de un «mae».
En algún punto, todos en la fábrica se llamaban mae entre sí. La costumbre se propagó fuera del recinto, y así fue que el «mae» llegó para quedarse.
Otras versiones cuentan que viene de la palabra «maestro», pero no sé demasiado sobre esa historia, y la de la fábrica me pareció suficientemente simpática y probable como para creérmela.
¿Por qué probable?
Porque si algo caracteriza al tico es su sentido del humor, y su capacidad para bromear con todo, ABSOLUTAMENTE todo.
Y en lo personal, amé esa característica.
Los maes tienen una expresión para cada cosa que se le pueda a uno ocurrir, y un buen ejemplo de ello es el pura vida.
Pura vida es la expresión que sirve de comodín en casi cualquier situación; uno puede tener un diálogo sin salir de esta expresión.
-¡Eh Mae! ¿Pura vida? Mae
-¡Pura vida mae!
-¡Pura vida!
Y acá básicamente es lo mismo que decir:
-Hey amigo, ¿cómo estás?
-Todo bien amigo
-Me alegro.
Pura vida se usa para saludar a modo de «hola», para despedirse a modo de «chau», para indicar que está todo bien, para confirmar algo, en resumen, para casi todo.
Por eso me gusta llamarle frase comodín.
Y enganchando el tema de la influencia estadounidense, una palabra que me causa mucha gracia es «tuanis».
«Tuanis» la usan los ticos para referirse a algo que está muy bueno, y viene de la frase en inglés «too nice».
Algo parecido pasa con la palabra «canfín», que es como se identifica al keroseno.
Años atrás, había una marca de keroseno que llegaba de EE.UU. y en su etiqueta decía una frase en inglés, algo así como «Kerosene, the best you can find» (la traducción sería: Queroseno, lo mejor que podes encontrar).
La gente empezó a pedir estas latas diciendo que querían «canfin» refiriéndose a las últimas palabras de esta frase («can find») y así fue como quedó normalizada esta expresión para referirse al keroseno.
Algo que también nos pareció particular, es que al pendrive (memoria usb) ellos le llaman «llave maya».
Después, se utilizan más palabras típicas, como «vara» para referirse a una cosa, o «vacilón» cuando algo es gracioso, pero si nos ponemos acá a nombrar todo el vocabulario tico y sus frases (porque nos sólo tienen palabras, sino además expresiones muy particulares) este post sería como nuestro viaje, interminable.
HEREDIA
Luego de estar unos días recorriendo el centro de la capital, nos fuimos para Heredia, uno de esos pueblos de la periferia que se fueron uniendo a San José, convirtiéndose prácticamente en barrios más alejados.
Como todavía formaba parte de la gran ciudad, tuvimos que tomar transporte público para llegar, y para variar un poco, y además elegir la forma más barata, tomamos el tren local.
Se siente un ambiente mucho más distendido y tranquilo que en el centro, como era de esperarse… y como también era de esperarse, la lluvia no daba tregua.
Y fue por esas lluvias que poco salimos a recorrer en Heredia… ya veníamos de unos 3 días en el centro donde habíamos estado pasados por agua, y cuando llegamos a Heredia como que ya nos tenía un poco cansados esto de vivir ensopados (porque además, ni tenemos ni nos gusta andar de paragüas, de caprichosos que somos).
Encima, parecía que allá arriba de las nubes había alguien mirando y cuando veía que poníamos una pata en la vereda daba la voz de alerta para tirar todos los baldazos de agua para abajo.
Igual algunos días nos armamos de valor y salimos a las calles.
Encontramos una torre muy particular porque tenía balazos y resaltaba en toda su estructura en general. Nos quedamos con la intriga de saber qué era, pero se veía muy impactante.
También encontramos una estatua de un señor que, aunque parecía estar amasando una cabeza humana para prepararse unos tallarines de humano o algo así, leyendo la placa nos dimos cuenta que se trataba de un cura bautizando a alguien.
Dimos un paseo por un shopping (mall) que fue vendido a los habitantes de la ciudad como un lugar para ir a correr y respirar aire puro, debido a los arbustos y pasto que plantaron alrededor, junto con caminos uniformes.
Pero para los ticos que conocimos, era un shopping más, que intentó posicionarse con un truco de marketing diferente, pero no les salió como esperaban, porque de verde no tiene mucho y tampoco va mucha gente.
Coincidimos.
Es un shopping prolijo y completo, pero shopping al fin.
Para nosotros lo más destacable de Heredia, fue que la chica que nos dió cobijo por unos días tenía 2 chihuahuas hermosos y no podíamos dejar de sonreír cuando los veíamos.
Y de sacarles fotos… muchas fotos.
Y no podemos dejar de mencionar el día que nuestra amiga herediana nos llevó a un terreno de su familia, rodeado de naturaleza, a preparar carne a la parrilla, porque según ella decía, los argentinos y uruguayos son buenos para eso.
Armamos una parrilla portátil nueva, pusimos carbón, y no les puedo explicar cómo comimos… chorizos, costillas de vaca, hongos, banano, pejibaye, todo fue a parar al asador.
Y después a la panza.
Decime cómo explico yo a nuestros compatriotas, cuando estemos en Uruguay y en nuestro asado de bienvenida (porque sí, damos por sentado que va a haber un asado de bienvenida) tiremos unas bananas al fuego… ¿cómo? ¿Eh?
Bueno, cuestión que pasamos una tarde hermosa.
La lluvia arruinó nuestros planes de salir a caminar por el bosque, pero eso no fue impedimento de ir a conocer la casita del árbol que nuestra nueva amiga tenía en ese terreno.
Nos empapamos, pero valió la pena.
Por último, lo que nos queda destacar de Heredia es la feria que se realiza 2 días a la semana, en la cual se consigue todo tipo de frutas y verduras.
Esta feria se realiza desde hace tiempo, pero es solamente hace menos de 2 meses que comenzó a armarse en un lugar techado que se creó especialmente para eso, ya que antes se hacía en la calle, y con el tema de las lluvias, tan usuales en el país, no era muy cómodo para la gente comprar allí.
A día de hoy, es la feria más prolija que vimos hasta ahora, y tiene hasta su propio estacionamiento privado.
Y una vez más, como siempre, vimos cosas que nunca habíamos visto, como por ejemplo, puestos que anunciaban «mini vegetales», siendo precisamente lo que uno piensa cuando lee eso… vegetales en miniatura.
Aparentemente, son bien recibidos para preparar sopas, estofados, y cosas por el estilo.
Probamos también varios jugos (o «frescos» como se dice en Costa Rica) y el más raro fue uno de consistencia babosa, similar a la clara del huevo, que se hace con Mozote. ¿Qué carancho es el Mozote? Lo mismo me preguntaba yo, y lo descubrimos un rato después, cuando mirando en un puestito veo un atado de palitos a la venta y pregunto qué era eso; el señor del puesto me explica a mi y a nuestra amiga que eso era el mozote, con el que se hacía el fresco. Ante nuestra sorpresa, nos cuenta que esa ramita se rasquetea y lo que sale se pone en agua y se deja reposar un tiempo, hasta que el agua queda toda viscosa, y ese es el jugo que habíamos probado hacía un rato.
Según se cuenta, es muy refrescante y bueno para el malestar estomacal.
No tiene gusto ninguno, así que lo que se suele hacer es mezclarlo con otro jugo.
Yo lo que tengo para aportar es solamente una advertencia: aquellas personas de paladar delicado, estén advertidas que, si bien el sabor es muy suave y casi inexistente, la consistencia no es para cualquiera ya que hay gente que le da un poco de asco.
Y paseando con nuestra amiga de Heredia, visitamos algunos pueblitos cercanos, siendo el más destacable uno llamado “Barvas”.
¿Destacable? Sí.
¿Curioso? Sí.
¿Apto para quienes les teman a los payasos o muñecos? No.
Bueno, estoy exagerando, porque a mi me asustan los payasos y fui capaz de sobrevivir, pero lo cierto es que el pueblo es famoso por sus máscaras, las cuales son usadas en un festival cuyo nombre ya indica lo que vas a ver: el carnaval de las mascaradas.
Como es en éste pueblo donde esta festividad tiene más fuerza, todo está decorado con ellas: los carteles indicadores de las calles, estatuas, incluso los tachos de basura tienen postes con máscaras al lado.
Originalmente, este carnaval tiene un origen sobre todo religioso, por lo que es muy normal ver máscaras con representaciones diabólicas que siempre representan ese polo opuesto al cual hay que darle lucha, pero con el tiempo, el carnaval se fue mezclando con la modernidad y comenzaron a aparecer máscaras de personajes reconocidos de la gran pantalla (por ejemplo, nosotros vimos carteles de calles con el reloj de “La bella y la bestia”, con la cara de “Shrek”, etc…
Después de pasar unos días muy amenos en Heredia, en compañía de una persona excelente y unas mascotas adorables, nos dirigimos al siguiente puntito en el mapa… un pueblito algo alejado, sin atracciones turísticas, pero nuevamente, con personas inolvidables.
Hola por tercera y última vez jejeje.
Estoy en shock chicos!
No, mentira, jaaa.
Pero en serio che, Artigas? Artigas en Costa Rica? Muy desorbitante.
Dios, que falta le hace al paisito mercados de esa índole, debemos ser los únicos o uno de los pocos que no tenemos con esos grandes mercados llenos de variedad de frutas y verduras,etc.
PD: concuerdo con la persona anterior, tus guantes son llamativos, más aún me da curiosidad saber que están ya negritos los pobres los sigas usando jeje y encima con los calores que hacen por esos lados muchacha,lo mismo cuando te veo de jean y camisa de manga larga, me vienen los calores hasta a mi 😂
Bueno no los molesto más chicos.
Abrazo desde el paisito y se me cuidan 😊
Hola! Te respondo en un solo comentario los 3 que nos escribiste para economizar (?) . Capaz se me quedan cosas en el tintero, pero intentaré responder la mayoría de lo que nos escribiste.
Que bueno que te haya servido lo de Valparaíso, van a pasar precioso allá porque es un lugar muy lindo, vas a sentir que los ojos no te alcanzan para ver tantas cosas lindas.
Es una habilidad importante lo de saberte las banderas, al pobre Sheldon le hacen bullying por eso pero espero que a vos no :).
Jajaja, me hiciste reír con eso de que Wa se paseaba en calzones por la isla, es cierto. Lo que pasa es que el no lleva short de playa digamos, siempre que vamos a un lago o playa donde se puede meter al agua usa directamente el boxer y listo, cero estrés jajaja.
Cuba aún no visitamos, pero si, como vos decís, me imagino que debe tener hermosas playas.
Y en cuanto a Artigas, como soy la Joy del futuro te adelanto una primicia… Resulta que, en lo que a Centroamérica se refiere, NO SOLO LO VIMOS EN COSTA RICA.
Pero la dejo por ahí… Ya vas a ver 🙂 .
Y sobre los guantes y la camisa jajaja, si, la camisa la uso para no quemarme, y como tengo mucha tolerancia al calor (por más que a veces me quejo, como todo ser humano) prefiero usar la camisa antes que calcinarme a fuego lento. Wa no se hace mucho drama, pero yo si, protector solar, camisa, guantes, todo lo que me esconda del sol me sirve.
Aunque he de confesar que los guantes los uso en gran parte también porque me gustan. Y ese es el motivo por el cual también los sigo usando así como están… además, me hacen sentir como una entrenadora Pokémon (es broma… ¿O no? 😬).
Igual, si te sorprenden esos guantes es porque no viste la camisa que tenía antes… Tenía alrededor de 5 agujeros, de los cuales algunos eran del tamaño que me pasaba el brazo por adentro y algunos hasta la cabeza jajaja, pero yo la seguía usando igual porque me cubría del sol y la amaba jajaja. Hubo gente que me preguntó si la usaba así por moda o si se había roto.
En resumen: cundo algo me gusta mucho, lo uso hasta que se cae a pedazos 😅.
Te mandamos un abrazo también, y como siempre, gracias por seguirnos los pasos 😊.
Holaaaaaa chicos.
Me alegro recibir lindas palabras nuevamente de ustedes.
Nicaragua los tiene muy absortos, no? Porque no les quiero mentir, se extrañan sus post, fotos y videos por todos lados, jeje…
Vos sabes que cuando te comentaba eso sobre Valparaiso es cuando comenzaba todo el drama en Chile y con mi esposo nos estamos re plantendo si ir o no por las dudas, más aún por nuestros nenes y viendo si fijar nuevo destino y mantenerlo, queremos esperar un poquito más por las dudas, porque obviamente no queremos quedarnos con las ganas o dejarlo para otra ocasión más segura.
Jeje está bien, la comidad ante todo don Wa.
Si, si, si en este viaje tienen planeado cruzar a las islas grande, sumen a Cuba a su lista si pueden.
Y hablando de destinos, perdón el atrevimiento, pero Belice entra dentro de su lista? Porque me acordaba lo que decían por ejemplo sobre Surinam, Guyana, etc, de que son países que están dentro de América del Sur pero por otro es como si porque casi nadie habla de ellos, casi que tampoco se sabe nada o casi nada de ellos y creo que con Belice también pasa lo mismo, etc. Perdón, pero bueno cuando quiero soy curiosa y no quiero que tiren el GRAN spoiler, solo uno chiquito, ta? 😋😂
Ah mira, en parte te entiendo, soy rubia natural, por lo tanto bastante blanca casi o un poco más que vos, pero no en la tolerancia al calor, no lo soporto, el verano es una de mis peores pesadillas, aunque después te diga que amo las playas cubanas, jeje.
Mmmmmm, hola, si? le estas hablando a una persona unos añitos más que tu probablemente y tuve que recurrir a la ayuda de mi hijo mayor para entender que te referías sobre «pokemon» 😂😢
Y te dio la razón de paso 😂
Pero igual nunca esta de menos recibir un poco de vitamina D de vez en cuando 🌞
Jaaa, decís que Artigas se hizo más popular que en el paisito?
Seguro sea de esos hallazgos únicos y sorprendentes para nunca más olvidar.
Una consulta, tienen tips o recomdaciones sobre marcas de calzado trekking de casualidad ya?
Estoy en busca sobre información sobre eso, obviamente ya he buscado antes, pero también me vendría bien como punto extra experiencias propias de uruguayos.
Bueno muchachos, espero que se encuentren muy bien, se me cuidan y buenas rutas por Nicaragua si aún se encuentran por esas tierras 😊
PD: estaba viendo acá en este post el video con mi hijo mayor y me pregunto e insistió diciendo que si ustedes son hermanos, porque en algún punto los ve parecido 😂
Supongo que no es la primera vez que alguien pensó eso de ustedes, tener el mismo o casi el mismo color de ojos, cabello, etc, no ayuda, jeje.
Obviamente le aclare que no, que son casualidades de la vida supongo y que simplemente son pareja.
Bueno en fin, tenía que agregar esto último porque me causó mucha gracia.
Ay perdón si quedo algo confuso lo que escribí porque escribí desde el celular y probablemente el auto corrector puso lo que quiso.
PD: recién vi su actualización en la barrita del costado del blog.
Para un año y poco de viaje a dedo si que van con el acelerometro al mango muchachos.
Y espero que lleven todo el abrigo del mundo a Alaska chiquilines, jeje.
Saludos.
Hola!
Spoiler chiquito: sip, la idea es hacer todo centro América, así que Belice está en los planes. Y tampoco queremos averiguar mucho de ahí para que, aprovechando que no se sabe mucho del país, sea sorpresa. Ya veremos qué pasa.
Sí, Chile ahora está un poco conplicado, pero tengo una conocida que está en Valparaíso ahora y parece que todo bien. Creo que en zonas turísticas , se trata de cuidar un poco más estas cosas, así que quizás no necesiten cancelar los planes.
En cuanto al calzado de trekking, en Uruguay las únicas marcas buenas que vimos fueron Merrel y Salomón.
Salomón se consigue en Motociclo, y al menos cuando nosotros compramos había una promo de llevas 1 par y el otro te lo dan al 10% del precio, así que conviene estar atento a esas ofertas.
Y sip, muchas veces nos confundieron con hermanos, así que decile a tu hijo que se quede tranquilo que ya estamos acostumbrados jaja.
Ah, y gracias por extrañar nuestros post!!!
En breve sale uno de Nicaragua 🤓.
Abrazo!
Claro, igual nuestra idea no era solo ir a Valparaiso, pensabamos pasar primero por la capital unos dias antes de marchar a Valparaiso que es ahi donde se ve mas afectado todavia por lo que uno ve por TV e internet.
Pero bueno decidimos cambiar de rumbo por uno algo mas cercano problemente alguna provincia argentina, aun cual ni idea,nada definido, donde nos lleven nuestas 4 ruedas quizas, jeje, pero gracias.
Quedara para otro momento seguramente sin dudarlo.
He escuchado de la marca Salomon y nunca me imagine que habia aca por Uruguay, menos en Motociclo, aunque chiquilines, se fundio la empresa, eh.
Creo que queda abierta 1 o 2 sucursales de los shppings de Montevideo.
Con mi esposo hemos apostado en mas de una ocasion con Columbia y The North Face pero con ropa, con las camperas de abrigo y las no tan de invierno.
Voy a probar suerte con el calzado de Columbia cuando este por la capital proximamente.
Gracias!!
PD: pregunta curiosa, sos tu Joy la que escribe todo lo del blog o entre ambos?
De Argentina les recomendaríamos con MUCHISIMA FUERZA, El Chalten.
Es de los lugares que más nos gustaron en el viaje (si no es el que más mira…).
Pero ahí ven ustedes, Argentina tiene muchos lugares lindo, y es enooorme.
Columbia es bueno también (tenemos una campera para la nieve de esta marca y súper bien) y North Face creo que es palabra mayor pero no llega taaanto a Uruguay (al menos hace año y pico atras).
Respuesta a la pregunta curiosa: yo (Joy) escribo la mayor parte de los post, pero Wa se encarga de comentar más bien sobre temas políticos e históricos, y sobre algunos enfoques sociales.
Formidable país y formidable su gente.
Un país que no me canso de visitar cuando cuento con la oportunidad.
Por cierto si les gusta las historias de terror espero que no se hayan perdido de conocer el hospital abandonado Duran y por último que me llamó la atención tus guantes rojos hahaha, no se porque pero si.
Buena fortuna.
Si la verdad es que fue una sorpresa, no vemos la hora de volver por allí.
Gracias por comentar!