El cruce de Bolivia a Perú lo hicimos por la frontera de Desaguadero, que según habíamos leído, es la más segura, habíamos leído historias que se desarrollaban cerca del cruce de Copacabana, donde misteriosos pasajeros que subían al bus a medio camino para robar a los extranjeros dormidos, y también historias de falsos policías que pedían los documentos para robar las tarjetas de crédito.
Pero nada de esto sucedió en el cruce de Desaguadero.
Puno nos recibió de noche, con agua cayendo y frío, mucho frío.
PUNO
Estar en ésta ciudad a orillas del Titicaca es como no haberse ido aún de Bolivia. Al ser vecinos, tanto la gente como la ciudad guardan grandes similitudes con su país lindero. La gran diferencia reside en nuestra billetera: ahora pasamos del Boliviano (bs) al Sol.
La ciudad de Puno mantiene ese toque marrón que se observaban en las ciudades Bolivianas, donde además, por el mismo motivo, dejan las casas sin pintar. Una amiga de allá nos dijo que es porque los peruanos son gente práctica, y apenas está la casa habitable, se van a vivir allá sin preocuparse demasiado por la apariencia; pero otro amigo luego nos dijo que evidentemente, y al igual que en Bolivia, mientras la casa esté sin terminar, hay impuestos que no es necesario pagar…. y el hecho que esté con los ladrillos a la vista la convierte en una construcción «incompleta».
Puno tiene una peatonal pintoresca, donde nos cruzamos con mas extranjeros que residentes locales, y una zona estudiantil (alrededor de la Universidad) donde almorzábamos siempre que era necesario, ya que el menú costaba 3.50 soles, unos 2-3 soles más barato de lo que se lo puede conseguir mas hacia el centro. ¿El motivo? alimentar a los jóvenes estudiantes, que por su condición post adolescente y muchas veces desempleados, andan con poco dinero en el bolsillo.
En Perú se repite la misma modalidad de almuerzo, es decir, una sopa primero, seguida de un segundo plato a elección (que suele tener mucho arroz), y un jugo muy aguado.
Nosotros tuvimos que comenzar a aplicar la técnica de pedir un menú para los dos, y mientras uno se toma la sopa, el otro se come el segundo plato, porque no estamos acostumbrados a comer tanto… de hecho, en Uruguay o tomás sopa, o comes otra cosa, pero no los dos (a excepción del puchero).
Convengamos que comer hasta reventar, los dos, por únicamente un dólar, convierte a Perú y Bolivia en los países con el almuerzo más «mochileros friendly» hasta ahora.
Pero nosotros no vinimos a Puno para comer, sino que vinimos a visitar las primeras islas artificiales que conocimos en la vida.
ISLA DE UROS
Las islas de Uros son un conjunto de Islas creadas artificialmente a base de totora, una planta acuática.
Las islas se encuentran flotando en el lago navegable más alto del mundo, el Titicaca, encontrándose a 3800 metros de altura, y alcanzando una profundidad máxima de 281 metros en sus partes más hondas.
El procedimiento de construcción de la isla puede llevar varios meses, para luego mantenerse la isla a flote durante unos 35 años (con su debido mantenimiento).
Primero, se construyen unos grandes bloques llamados «khilli», a base principalmente de las raíces de la totora. Luego, se atan entre sí, para formar la base de la isla. Lleva un tiempo hasta que las raíces de totora se entrelazan entre así, manteniendo bien unidos los khilli, y es entonces cuando se comienza a disponer la planta de totora
de forma horizontal sobre estos bloques, hasta formar una capa suficientemente gruesa como para poder caminar encima. Al caminar sobre la isla, también se ayuda al procedimiento de prenzado de la totora.
Cada cierto tiempo, es necesario cosechar tototra para disponer una nueva capa sobre el suelo, que sustituya la totora que se va pudriendo, y de esta forma, la isla se mantiene vivita y coleando durante 35 años.
En estas islas, las viviendas de los Uros (así se le llama a los pobladores de la isla) están también confeccionadas en totora, al igual que los asientos, las camas, y básicamente todo lo que tienen.
Cocinan en pequeños hornos de barro ubicados afuera de las viviendas, y que por supuesto funcionan a fuego.
La electricidad de la isla es una novedad, y está proporcionada por paneles solares que se colocaron hace relativamente pocos años. Los mismos les alcanza para tener luz eléctrica durante algunas horas, y poder encender un radio, pero la potencia no es suficiente para tener televisiones.
Los Uros (al igual que el resto de islas y ciudades linderas del Titicaca) sobreviven a base del turismo, realizando visitas a sus islas, mostrando su forma de vida, y vendiendo tejidos y artesanías a los visitantes. Además, tienen un transporte acuático hecho de… ¿de qué? ¡Adivinaron! Hecho de totora, donde te llevan a la isla capital de Uros; una vez allí, te encontrás con un pequeño restaurante donde sirven trucha, un plato típico de la zona gracias al Titicaca, y un señor que por un sol te sella el pasaporte con una linda estampa de las islas de Uros.
Además, se puede plantar papa en la isla, ya que, a pesar de lo que uno pueda creer, la humedad del suelo predispone muy bien el terreno para el crecimiento de la planta de papa.
¿CÓMO VISITAR LA ISLA DE UROS?
La forma más económica es ir directamente al puerto de Puno, y negociar el pasaje.
Hay carteles estatales, donde especifica que el pasaje en lancha a la Isla cuesta 10 soles, teniendo que pagar 10 soles más como entrada a la isla, una vez llegues.
Nosotros arreglamos en pagar 15 soles por la lancha y la entrada.
Una vez en la isla, el jefe de familia dá una charla en donde explica muchas cosas de la isla, y cuando esto termina, te hace pasar a una de las viviendas, donde una señora les va a mostrar donde duerme, lo cual es una mera excusa para ofrecer los tejidos que ella misma realiza, a un precio de turista.
Luego, te lleva afuera de la vivienda a una de las mesas dispuestas afuera, llenas de artesanías, las cuales también va a ofrecer de forma insisitente. Con nosotros no hubo suerte ya que nuestro presupuesto no nos lo permite (y el poco espacio en la mochila tampoco) pero vayan preparandose para sentir el poder de la insisitencia.
Luego, el señor que los recibió (que suele ser el jefe de familia, el cual hay uno por isla) va a ofrecer un paseo a la capital, cobrando 10 soles por persona.
Una vez mas, negociamos el precio y conseguimos descuento, así que tomen todo esto en cuenta… sí se puede.
Además, si aceptás cruzar a la capital, no solo vas a ir en el Mercedes Benz de la isla, sino que además, las isleñas van a cantar para vos y citando a Terminator te van a decir «hasta la vista baby»..
En la capital van a intentar tentarlos con la trucha frita, y mas artesanías, pero si son como nosotros, van a conformarse con mirar el Titicaca desde la orilla de la isla, o con hacerse sellar el pasaporte con el simpático dibujito de la isla de Uros.
EN CONCLUSIÓN
Si bien la isla de Uros no es la unica que se encuentra en el Titicaca del lado Peruano, pudiendo encontrar también la isla de Taquile y Amantani, algo más lejos, con algunas ruinas antiguas, y por ende, más caras, sí que es cierto que es la más curiosa en cuanto a su forma de construcción, ya que es la única isla artificial de todas.
Definitivamente es un paseo que vale la pena realizar; no solo vas a conocer y pisar una isla artificial, sino que además vas a aprender de la forma de vida de sus habitantes, tan distinta a la de uno, y manteniendose dentro de un prespuesto mochilero, vas a poder ayudar a estas personas a seguir manteniendo una tradición tan natural… por no mencionar que vas a estar flotando en nada más ni nada menos que el lago navegable más alto del mundo.