LA CASI CAPITAL DE BOLIVIA
Si bien La Paz no oficia de capital, es como si lo fuera. Alberga la Sede del gobierno Plurinacional de Bolivia, así como varios departamentos gubernamentales, y es el centro político, cultural y financiero de Bolivia (si bien muchos afirman también que Santa Cruz es el centro financiero y que tiene mayor valor cultural).
La ciudad de La Paz está ubicada en una posición geográfica algo compleja y muy escarpada; podríamos comparar la ciudad con una olla, encontrando al centro de la paz en el fondo de la misma, y al barrio de «El alto» justo en los bordes de la olla, y por ende, como su nombre lo indica, más alto.
De hecho, el centro de La Paz está a unos 3600 metros sobre el nivel del mar, mientras que El Alto se encuentra a 4100.
Estas diferencias topográficas hicieron necesaria la implementación de los ya famosos teleféricos que podemos ver atravesando el cielo, en una visión casi futurista de la ciudad.
¿QUÉ HACER EN LA PAZ?
Ahora te vamos a dejar una especie de guía mezclada con bitácora, de los lugares que nosotros recomendamos visitar en La Paz. La mayoría de ellos los visitamos, mientras que otros nos lo reservamos para una próxima visita, pero asimismo nos animamos a recomendártelos.
- Teleféricos
- La plaza del Congreso
- El Edificio baleado
- Iglesia de San Francisco
- Feria de El Alto
- Feria de Brujas
- Mirador Killi Killi
- Peleas de Cholitas
- Valle de las Ánimas
- Valle de la Luna
- Tiwanaku
- Los yungas y la ruta de la muerte
- Puerta del Diablo (Supay Punku)
TELEFÉRICOS
Y dado que se convirtieron en el primer sistema de teleféricos sin fines turísticos de América del Sur, y que representan un atractivo en sí mismo de la ciudad, vamos a empezar con ellos.
Casi toda La Paz está interconectada mediante los numerosos teleféricos que sobrevuelan la ciudad.
A diciembre de 2018, existen construidas 8 líneas de teleférico, y están planificadas 3 líneas más en un futuro cercano.
Las líneas construidas y funcionando a día de hoy son:
-Amarilla
-Verde
-Celeste
-Blanca
-Anaranjada
-Roja
-Azul
-Morada
Y se planifica crear la línea café, plateada y dorada, uniendo otras partes de la ciudad.
El costo de un boleto de teleférico es de 3 bolivianos (un poco menos de 50 centavos de dólar) pero si necesitas hacer trasbordo, utilizando más de una línea, te recomendamos que pidas en boletería un boleto con todos los trasbordos incluidos; de esa forma, el costo de la primer línea que tomes será de 3 bs, pero las siguientes será de 2 bs.
Así, suponiendo que estés en la línea amarilla y quieras ir hasta la última parada de la línea blanca, vas a ir a boletería y a pedir un boleto hasta la estación Plaza Villarroel de la línea blanca. Se te va a entregar un boleto que te va a costar 7 bs, donde tendrá impreso un código QR, el cual tendrás que pasar por el sensor de las barandas que te permiten pasar de una estación a otra.
¿Me va a dar miedo?
Bueno, obviamente no recomendamos los teleféricos para gente que le tenga miedo a las alturas, mucho menos si además le tienen miedo a los espacios cerrados (claustrofobia) porque ir en teleférico es la combinación de esas dos cosas: altura y encierro.
De todas formas, la sensación de encierro está muy bien disimulada con las paredes transparentes por las que están compuestas estas cabinas, pero claro, intensifica el vértigo (en caso que lo padezcas).
Además, en cada cabina hay un intercomunicador para casos de emergencia, en donde apretando el botón podés comunicarte inmediatamente con otra persona en tierra firme que puede brindarte ayuda.
Otra cosa a tomar en cuenta, es que el teleférico nunca se detiene, es decir que tenés que subirte a el en movimiento, y lo mismo al bajar. Claro que al llegar a una estación aminora la velocidad, pero nunca se detiene, así que no te quedes esperando.
Aún así, siempre hay gente en todas las estaciones, listas a recibirte cuando subís o bajas, y dispuestas a ayudarte si lo necesitas.
En nuestro caso, en ningún momento nos dio miedo el teleférico, sino todo lo contrario, disfrutamos mucho de movernos por los aires levemente mecidos por el viento, con la mejor vista de la ciudad desde varias perspectivas.
De hecho, recomendamos subir a todos los teleféricos, si es posible, porque cada uno te muestra una perspectiva distinta de la ciudad.
También es obligatorio subirse de día y alguna vez de noche, donde las casas que vimos durante el día se transforman ahora en luces, dando la sensación de ser un arbolito de Navidad gigante.
Es verdad que desde allá arriba se ven perfectamente los patios de las casas, y es entendible que haya gente que no le gusta que miles de miradas ajenas las vean todos los días, asoleándose en la supuesta privacidad de sus patios.
PLAZA DEL CONGRESO
Recomendamos visitar esta plaza, no tanto por el hecho de que el Congreso se encuentre allí, sino más bien por el reloj que se luce en lo más alto del edificio.
¿Y qué tiene de especial este reloj?
Casi nada, salvo la curiosa característica de que los números están puestos al revés, y las manecillas giran, por ende, hacia la izquierda.
Sí, como lo leíste, este reloj se lee de adelante hacia atrás; quizás para los japoneses no sea algo tan difícil de hacer, pero a mí me costó horrores entender qué hora era.
Así que cuando deberían ser la 1:30 de la tarde, en realidad son las 23:30, y así.
¿Y a qué se debe la brillante idea?
Según dicen, esto se hizo cuando se realizó el cambio de gobierno en la región andina, asumiendo un indígena la presidencia, por primera vez en la historia. La idea era representar ese “giro”, también en el reloj.
Además, quieren incentivar a la gente a pensar de forma creativa, no ver las cosas siempre de la misma manera.
También se dice que la idea es diferenciar el Sur del Norte, demostrar de alguna manera que este hemisferio es diferente al otro, y por ende, no tiene por qué funcionar igual o regirse por las mismas normas.
Claro que, por mucha buena intención que le hayan puesto, mucha gente se burló de los motivos expresados, y hoy por hoy, el reloj del Congreso es más motivo de risa entre los bolivianos, en vez de un recordatorio que invita a pensar diferente.
EDIFICIO TIROTEADO
No creo que este edificio figure en ninguna guía de turismo, pero me pareció pertinente mencionarlo, no tanto por lo impresionante que pueda ser verlo, sino para generar un poco de conciencia.
Al lado de la Plaza del Congreso se levanta un edificio que podría pasar desapercibido a los ojos del transeúnte distraído. Pero no se necesita demasiada habilidad visual, para detectar las enormes marcas de balas que bañan una parte del hormigón, sobre algunos balcones.
Estos balazos corresponden a tiroteos ocurridos en el año 2003, cuando las fuerzas militares se levantaron en armas contra la policía, trayendo el caos a la ciudad. Como suele suceder, todo se originó como consecuencia de una casi inevitable quiebra económica que amenazaba al país en aquel entonces.
Un disparo de bala desató la lluvia de municiones que cubrió la plaza y los alrededores. Francotiradores presentes.
La ciudad se sumió en el miedo, y se instalaron toques de queda.
Treinta y un muertos, y más de 200 heridos se cobró este enfrentamiento que no solucionó nada.
No quiero entrar en demasiado detalle porque no corresponde con el carácter del blog, pueden buscar el tema en internet, donde hay mucho para leer, pero no quiero dejar de recomendar visitar este lugar, aunque sólo sea para ver esas marcas de bala, que nadie quiso tapar, como recordatorio de la violencia a la que puede llegar el humano contra sus propios congéneres, cuando deberían estar uniendo fuerzas, en lugar de dividirlas y hasta aniquilarlas.
IGLESIA DE SAN FRANCISCO
Y como hemos dicho tantas otras veces, sin importar tu creencia religiosa o carencia de ella, la iglesia de San Francisco es un lugar digno de ver, por fuera y por dentro.
La explanada que rodea la iglesia suele estar plagada de gente que la utiliza como punto de encuentro por excelencia en La Paz, así que no sé hasta qué punto resulta práctico buscar a alguien por allá, pero la iglesia es inevitable de ver.
Desde los cientos de grabados en piedra del lado exterior, hasta los moldeados en oro del interior, ningún rincón de este templo tiene desperdicio, cuando menos desde un punto de vista arquitectónico.
Una pequeña puerta a los costados de unas figuras santas, están señalizadas como «Capilla de las Velas». Si no le prestás atención, podés pasarla de largo como parte del decorado del lugar, pero si la empujas, vas a entrar a una zona silenciosa, con una mesa grande llena de velas y gente rezando.
No olvides ser discreto y respetuoso, porque mientras que uno está en calidad de turista, curioseando, hay gente que puede estar allí debido a un gran peso sobre sus hombros que no le permite conciliar el sueño. Así que respeto, ante todo.
MIRADOR KILLI KILLI
Ubicado sobre la Avenida de la Bandera, el mirador Killi Killi nos ofrece una vista panorámica, a casi 360º de toda la ciudad de La Paz.
La entrada es gratuita, abierta a todo público, pero sin acceso a las mascotas (aunque hayamos visto bajar de allí a una señora con su perro, acatémonos a lo que los carteles piden).
El mirador está abierto todo el día, y si bien nosotros solo fuimos en presencia de la luz solar, estamos seguros que subir allí de noche debe ser todavía más impresionante.
Aunque acordáte que los teleféricos son otra buena opción para obtener excelentes vistas de la ciudad.
FERIA DE BRUJAS
Cerca de la Iglesia de San Francisco, y ocupando las calles de Santa Cruz, Illampu, Sagárnaga y Linares, se ubica la llamada «Feria de las Brujas».
La misma permanece abierta todos los días de la semana, desde la mañana hasta las 20 hs aproximadamente.
La estación central de la línea roja del teleférico, o la primera estación de la línea morada, Estación San José, te dejan bastante cerca de la feria.
Su nombre está dado por la cantidad de implementos para magia y hechicería que se venden en estos puestitos itinerantes.
Desde llamas bebés disecadas (definitivamente el ingrediente estrella de la feria, por ser el que más impresión genera en la vista del turista) hasta hierbas y ungüentos de todo tipo y olor… sí, definitivamente olor, no color.
¿Y por qué venden llamas bebés disecadas?
Esa pregunta nos hacíamos nosotros, así que preguntamos por ahí e investigamos, y la explicación sería esta: como ofrendas hacia la Pachamama.
Según dicen, cuando una construcción se finaliza en La Paz, es común que los dueños entierren, muchas veces con los cimientos de la obra, un feto de llama disecado, como ofrenda a la Pachamama.
Esta sería una ofrenda muy valorada, ya que el feto de llama representa la pureza e inocencia.
Por si esto no fuera ya suficientemente turbio, la parte más fuerte de la historia viene dada con la otra cara de la creencia, como por ejemplo, los llamados Cementerios de Elefantes.
Se dice, que en tiempos pasados era muy común «secuestrar» borrachos o indigentes de las calles, y enterrarlos vivos en el cemento de las grandes construcciones, como puentes y edificios importantes. Según se justificaban, la Pachamama de vez en cuando exigía más sangre, por lo que una llama bebé no era suficiente.
Fue acá cuando aparecieron estos “cementerios de elefantes”, que eran básicamente antros donde iban los indigentes o gente muy afectada psicológicamente, que en un deseo de terminar con sus vidas, se encerraban allí donde les proporcionaban un cuarto y muchos litros de alcohol. La víctima bebía hasta morir. Es entonces cuando, los dueños de estos establecimientos, vendían los cadáveres a gente que buscaba sacrificios humanos para la Pachamama.
Según nos contaron, estos cementerios de elefantes aún existen, manteniéndose en la clandestinidad, y si bien de vez en cuando se anuncia que alguno fue cerrado, es muy difícil exterminarlos del todo.
¿O sea que, si no quiero ofrendar nada a la Pachamama ni hacer brujería, no tengo necesidad de ir a la feria de las brujas?
Bueno, más o menos. Si bien es una feria conocida justamente por ese enfoque esotérico, también es cierto que es un lugar donde se venden muchos souvenirs, atractivos al ojo del turista.
Desde imanes, pasando por las telas que se atan las cholitas a sus espaldas, ponchos, distintas prendas de vestir con diseños andinos, hasta instrumentos musicales tradicionales (y otros no tanto pero que meten toda la onda), la feria de las brujas sigue siendo un lugar interesante para visitar.
Aun así, no sé si es por una excesiva expectativa o porque antes habíamos visitado la feria de «El Alto», pero a nosotros este paseo se nos quedó corto, y los puestos que emanaban un aire mágico nos parecieron casi inexistentes.
Nosotros la visitamos a las 19 hs, a lo mejor, si hubiésemos ido más temprano la cosa hubiera sido diferente, así que el horario puede ser un factor a tomar en cuenta.
FERIA DE «EL ALTO»
Ubicada en el barrio de «El Alto», como su nombre bien lo indica, esta feria es famosa por ser una de las ferias de pulgas más grandes de Latinoamérica.
La misma se realiza los días jueves y domingos, comenzando temprano en la mañana para finalizar alrededor de las 18 hs.
Para llegar allá, lo más conveniente es tomar la línea roja de teleférico, hasta la última estación «16 de Julio». Ni bien salís de la estación, vas a ver la feria. Eso sí, preparáte para una fila humana kilométrica que como vos están esperando para subirse al teleférico, en la primera estación de la línea roja.
Algo importante a tomar en cuenta es el tema de la seguridad.
Ya de por sí, el barrio de “El Alto” tiene fama de ser un poquito más peligroso que el centro de La Paz, pero si a eso le sumamos una aglomeración importante de gente (representada en una feria), de los cuales un buen porcentaje son turistas curiosos, el peligro aumenta un poco más.
No es raro ver carteles en las calles donde demuestran que los ciudadanos de El Alto, toman justicia por mano propia.
No hay que asustarse ni ir tenso, porque podría resultar contraproducente, pero sí es conveniente dejar los celulares, billeteras y carteras en casa (hotel, o donde sea que se estén quedando) y optar por una riñonera discreta (si se puede esconder debajo de la ropa, mejor) y el dinero suelto, desperdigado por varios bolsillos distintos.
En cuanto a la actitud, punto que puede ser determinante en estos casos, conviene caminar lo más tranquilo posible, con la cara en alto, sin inspirar miedo o desconfianza, sino simplemente verse firme y decidido, con cierto aire de despreocupación. Acordáte que mientras más tenso demostrás estar, más da la sensación de que tenés algo que proteger a toda costa.
¿Qué encontrar en la feria de El Alto?
Bien, no podemos negar que es una feria bastante grande y variopinta, aunque, al igual que nos pasó con la feria de las brujas, si bien nos gustó, esperábamos encontrar más excentricidades (si bien vimos algunas).
En esta feria podés encontrar desde agujas dobladas hasta partes de auto (y según nos contaron, motores de avión). De hecho, hay tantos puestos que venden partes de automóviles, que yo creo que podés armarte uno comprando las partes acá.
Hay sectores especialmente dedicados a la comida, donde se irguen los ya famosos puestos callejeros de comida, con mesas y bancos para hacer una parada a media tarde y llenar el estómago. Se consiguen almuerzos desde 10 bolivianos y choripanes por 5.
En cuanto a vestimenta, es cierto que se puede conseguir ropa de marca a bajos precios, como pantalones Columbia a 20 bolivianos, pero también es verdad que no hay tantos puestos de este estilo como creíamos, de hecho, vimos muchísimos más puestos de partes de autos que cualquier otra cosa.
Cada vez que digo «no hay tantos puestos» tomar esto con pinzas, no olvidar que es una feria enorme, entonces quizás «no tanto» significa que habían unos 50 puestos.
Nuestra única caza fue una riñonera de diseño muy altiplánico, por 15 bolivianos (2 dólares y medio). Intentamos regatear unas de cuero, pero no tuvimos éxito.
En cuanto a la seguridad, en una oportunidad, Wa sintió que dos muchachos se le pegaban demasiado, así que más por precaución que por certeza, nos desviamos del flujo de gente por unos minutos hasta que esas personas pasaron de largo.
Mas allá de eso, no tuvimos ninguna experiencia peligrosa, ni nos hurtaron nada.
PELEA DE CHOLITAS
Sí, así como suena… pelea de cholitas. Lucha libre de cholitas, para ser más precisos.
Acá vamos a entrar en terreno pantanoso, porque este es un show que tiene tantos fanáticos como opositores.
Desde un primer momento, hay que entender que estas peleas son un show armado, no son peleas reales, y no creo que busquen burlarse de las tradiciones del país, como lo son las cholitas, pero cada cual está en su derecho de enfocarlo desde la perspectiva que le dicte su moral y en base a eso decidir si asistir o no.
En nuestro caso, nos enteramos de esto a través de una chica canadiense con quien habíamos compartido estadía en Jujuy, y nos volvimos a encontrar en La Paz. Ella nos comentó de estas luchas, y aprovechando que se realizaban los mismos días que la feria de «El Alto» (es decir, jueves y domingos), coordinamos para ir a los dos lugares el mismo día.
Hay dos lugares principales donde se realizan las luchas libres de cholitas, ambos en el barrio de «El Alto».
Uno de ellos, está ubicado sobre las calles Manuel Sempertegui intersección con Calle 3, cerca del Hospital «Maria Madre de Dios».
Allí fuimos en principio, y cuando nos dijeron que la entrada valía 60 bolivianos, decidimos probar con el otro lugar donde sabíamos también se realizaba el show. Queríamos verlo, pero ese precio nos parecía excesivo. Asimismo, vimos muchos turistas entrando, por lo que asumimos que ese precio estaba más pensado para los extranjeros. Además, vimos un cartel algo escondido donde decía que la entrada común valía 40 y la VIP 70, por lo que sospechamos que nos estaban pidiendo precio de turista.
El segundo lugar al que fuimos, se llamaba «Coliseo 12 de Octubre», ubicado en la Avenida Rodolfo Palenque, esquina Calle 9.
Este lugar estaba definitivamente más enfocado al público local, y probablemente, la calidad del show resulte notoriamente menor que en el otro lugar (dato no comprobable, ya que solo fuimos a este show y no al otro).
Los locales pagaban 10 bolivianos la entrada, mientras que los extranjeros pagaban 30. Una diferencia aceptable.
El show comienza, en teoría a las 16 hs, pero nosotros llegamos a las 17 hs, y comenzó sobre las 17:30 hs.
Muy latino todo.
La mayoría de la gente era local, y había varios niños que resultaron ser la hinchada principal y nos pareció que también era el público a quien estaba más dirigido el show.
No fue lucha libre exclusivamente de cholitas, sino de todo tipo de personaje bizarro que se puedan imaginar, siendo las cholitas las más aclamadas por el público extranjero (que no éramos muchos).
Y hablando de bizarro… este show fue una de las cosas más bizarras (en el sentido erróneo de la palabra) que vimos en la vida, por lejos.
Mejor lo comprueban por ustedes mismos.
Ahora, quiero un aplauso para la primer cholita que vimos pelear, que aparentaba tener alrededor de 40 y pico de años, y saltaba, se reventaba contra el piso, y corría como una quinceañera.
VALLE DE LA LUNA
Ubicado en el barrio de Malasilla, al Sur del centro de La Paz, este valle es uno de los lugares recomendados para visitar si estás en la ciudad.
La mejor forma de llegar al Valle de la Luna es en mini bus. Tenés que esperar uno que diga «Masalla» en uno de los tantos carteles que llenan el vidrio del conductor; podés tomarlo desde el centro, y por sólo por 2 bolivianos te deja precisamente en la entrada.
Y hablando de entrada, el coste para entrar a este parque, a Noviembre de 2018, es de 3 bolivianos para los locales, 15 para los extranjeros (2 dólares y medio, aproximadamente).
Senderos en el valle de la luna
Una vez entras, lo primero que vas a ver es una escalera que da a una especie de pasadizo subterráneo, donde a mano derecha e izquierda vas a encontrar los típicos puestitos de recuerdos y artesanías, pero si seguís de largo, atravesás un túnel que te lleva precisamente al valle.
Una vez allí, tenés dos senderos para elegir: uno, según reza el cartel indicador, te lleva 15 minutos, mientras que el otro te llevaría 45 minutos.
En ambos senderos hay lindas vistas de las formas rocosas en pico que dan origen a este valle.
Todos los senderos están cercados con vallas de madera, en las cuales no aconsejamos apoyarse con mucho esmero porque algunas están medio flojitas… y hay cada caída profunda entre los picos rocosos que mejor no arriesgarse demasiado.
Algunas formaciones tienen nombre propio, como el «sombrero de la dama» y «la ventana del diablo», pero hay que tener mucha imaginación para encontrarles sentido.
Cada tanto, hay algunos caminos hechos a fuerza de zapatos amantes del deporte extremo, que te dejan en la punta de alguna roca sin protección alguna (sin vallas) porque en principio no fueron pensados para que la gente camine por allí… si son lo suficientemente valientes, adelante.
Wa se animó sin inconvenientes a llegar hasta la punta de una saliente, atravesando un caminito del ancho de un pie, y encima inclinado hacia un lado… yo le hacía chau chau de lejitos.
Ambos senderos terminan en la entrada, así que luego que hiciste los dos, solo te resta salir por donde entraste, y esperar (del lado de en frente) el minibus que te deje de nuevo en el centro. Cualquiera que diga «Calacoto», «San Pedro» o «Prado» te pueden dejar en buenas ubicaciones. Ah, y a la vuelta, el costo es de 2 bolivianos, ni más ni menos.
VALLE DE LAS ÁNIMAS
Ubicado en la zona de Apaña, se puede llegar a este valle tomando un mini bus por 2,5 bolivianos. El mismo debe decir «V. Animas», y si bien no tienen una gran frecuencia, la diferencia de precios entre el mini bus y el taxi es bastante pronunciada (el taxi puede costar unos 40 bolivianos) así que queda en cada uno decidir cuanto prefiere gastar.
Tomá en cuenta que, si vas a subir las montañas del valle, te va a llevar unas 3 o 4 horas, y a eso sumale luego caminar entre los picos montañosos, que es otro camino aparte que te llevará una media hora, quizás un poco más.
Por lo que vimos, la mayoría de la gente hace solamente el camino del mirador de los picos, que es bastante sencillo ya que no requiere subir ninguna montaña.
Es lindo, y recuerda a la película de «El Señor de los Anillos: el retorno del Rey», lo cual es un plus para los frikis de corazón como nosotros, pero aun así, la aventura empieza subiendo las montañas desde donde se ve todo el valle desde arriba.
Nosotros arrancamos con la parte más difícil.
La verdad sea dicha, yo me asusté, y mucho.
El camino no es sencillo… al principio el único problema son las subidas, que junto con la falta de oxígeno por el hecho de que Bolivia ya de por sí está sobre terreno alto, se convierten en un cóctel cansino que requiere varias paradas para llenar los pulmones y seguir.
Pero la cosa va aumentando de nivel y la dificultad de la falta de oxígeno da paso a otra mayor… las bajadas pronunciadas y los estrechos caminos bordeando la montaña, con una hermosa caída libre justo al lado.
Tengo que confesar, aunque hiera el orgullo de esa Lara Croft que todos queremos ser algún día, que en más de una oportunidad, vi por donde teníamos que bajar y me planté como una nena haciendo pucheros, diciendo «yo ahí no bajo»… igual, no me duró mucho.
Llegó un punto en donde ya había atravesado tantas zonas peligrosas, que cuando se me presentaba una nueva delante en el camino, avanzar o retroceder era lo mismo, hacia cualquier lado tendría que atravesar pendientes pronunciadas y caminos estrechísimos al borde del abismo.
Incluso en un momento me senté al borde de un estrecho camino con la caída libre al lado, y me largué a llorar de impotencia; no sabía cómo seguir avanzando, estaba paralizada por el miedo, pero tampoco quería pasar por las partes peligrosas que ya había dejado atrás. Lloré de impotencia, de sentirme débil, miedosa, de que no es así como yo quería ser, y de que no importara cuanto llorara ni que camino eligiera, tenía que avanzar hacia uno u otro lado, y enfrentar el miedo.
La cosa es que no me daba miedo la altura en sí, porque cuando llegábamos a una cumbre, era capaz de pararme junto al precipicio y mirar hacia abajo sin sentir pavor. A mí lo que me daba miedo era avanzar, caminar, al lado del precipicio. Tenía miedo de resbalarme, de pisar en falso, de que se me tuerza el pie, o cualquiera de esas cosas que nos pasan a las personas torpes y atropelladas.
En un momento incluso tuvimos que descender por una pendiente a prácticamente 90º, haciendo sopapa contra los bordes de las rocas para no salir rodando cuesta abajo. Curiosamente, eso no me dio tanto miedo como otras partes, siendo que, según Wa, esa fue la parte más heavy que tuvimos que atravesar.
En fin, cuestión, les cuento todo esto para que quede claro que no es una subida para cualquiera; si les dan miedo las alturas, no recomiendo que vayan al Valle de las Ánimas; y si son como yo que les dan miedo los caminos estrechos al costado del vacío, ármense de mucho valor. De hecho, mi consejo sería que antes de realizar este tipo de actividades, piensen seriamente si va a valer la pena para ustedes; si saben que van a estar la mitad del camino sufriendo sin poder disfrutar de los paisajes, por miedo, tráguense el orgullo (claro que no siempre sabemos lo difícil que va a ser la travesía hasta que ya estamos metido en el berenjenal).
Aún así, si lo quieren intentar, poder se puede, acá estoy y no me arrepiento de haberlo hecho, pero no es fácil.
Wa se animó incluso a subir una pendiente que no tenía ningún sendero marcado, para sacar foto de los picos del valle desde arriba.
Yo también me saqué foto con los picos, pero en otra parte al costado del sendero donde solo había que subir a unas rocas (que Wa no quería que lo intentara, pero mi orgullo estaba en juego) y en la foto no se nota qué tan alto estaba.
Luego de esa travesía, con los nervios ya más calmados fuimos al mirador desde donde se podía caminar entre los picos montañosos y sentirte Legolas.
Toda la travesía nos llevó unas 5 horas y una botella de 2 litros de jugo.
Que vale la pena, lo vale.
Que no es para cualquiera, también.
TIWANAKU (o Tiahuanaco)
Las ruinas de Tiwanaku era uno de los principales lugares que queríamos visitar en Bolivia, sobre todo Wa que conoce un poco la historia del lugar.
De momento, sólo vamos a adelantar algunos datos prácticos, porque ya hay un post más detallado sobre las ruinas de Tiwanaku.
Podés llegar al Parque de Tiwanaku tomando el teleférico de modo que te deje en la línea roja, en la estación del «Cementerio». Una vez allí, tenés que buscar un mini bus que diga «Tiwanaku»
El parque está abierto hasta las 17 hs, pero la boletería está abierta hasta las 16 hs.
La entrada para locales cuesta 15 bolivianos, mientras que para extranjeros, la cifra aumenta escandalosamente a 100 bolivianos.
Una vez allí, podés coordinar con el chofer del bus que te vaya a buscar luego para devolverte al centro, pero no podemos recomendarlo basándonos en nuestra experiencia porque el chofer nos dejó plantados. Lo mejor sería ir hasta la plaza principal de Tiwanaku y esperar a que salga algún mini-bus que vaya hacia el centro.
La entrada al parque cubre 4 sectores:
- Museo Lítico
- Museo cerámico
- Puma Punku
- Kalasasaya
El área de Kalasasaya cubre a su vez varios lugares para visitar, siendo los más emblemáticos:
- La Pirámide de Akapana
- Kantatallita
- Templete Semisubterráneo
- Templo de Kalasasaya (Puerta del Sol)
- Templo de Putuni
- Puerta de la Luna
Visitar todo el parque y los museos puede llevarte unas 3 horas a paso lento, y sacando fotos.
Lo más impresionante del lugar, es que si vas un día de semana podés estar prácticamente solo en medio de las ruinas. Podés caminar sobre ellas, tocarlas, en una casi perfecta soledad (solo un par de veces pasó un guía con su grupito cerca nuestro).
Si querés información más detallada sobre Tiwanaku, con un poco más de contexto histórico, podés leer este post dedicado exclusivamente a estas increíbles e infravaloradas ruinas con más de 3000 años de antigüedad.
EXTRAS QUE NO HICIMOS PERO NOS RECOMENDARON MUCHO
LOS YUNGAS
Es una zona ubicada el Noreste de la Paz, siendo Coroico la ciudad estrella para recibir a los turistas que quieren visitar la zona.
El principal atractivo de Los Yungas es realizar la famosa «Ruta de la Muerte» que con semejante nombre ¿quién no quiere ir a desafiar al encapuchado de negro?
Este nombre fue dado porque antiguamente se utilizaba esta ruta para la circulación de autos, y siendo esta tan finita (2 metros en sus partes más anchas) de forma que entraba solamente un auto, se convertía en un trayecto muy peligroso, del cual muchos murieron en el intento.
¿Por qué?
Porque esta ruta tan finita bordea el precipicio de una montaña.
El problema para nosotros residía en el costo, cargado de elementos innecesarios a nuestro criterio, pero perfectamente puede amoldarse a otras personas. Y es que la ruta de la muerte no se puede realizar de forma independiente, sino que si o si tenés que contratar un tour.
En la feria de las brujas pueden pasar por varias agencias que les ofrecen el paseo de la ruta de la muerte. El mismo se realiza siempre en bicicleta, y trae muchas cosas «extras» además del paseo.
Cuando nosotros averiguamos nos dijeron que costaba 350 bolivianos (unos 50 dólares) y el precio incluía el alquiler de la bici (con doble freno), una remera que dice «I’m a survivor of the death Road», un CD con videos y fotos de vos andando en bici (porque no podes sacar fotos por cuestiones de seguridad), un desayuno, traslado en bus hasta la ruta de la muerte, almuerzo, un chapuzón en una piscina al terminar la travesía y el bus de vuelta a La Paz.
A ver, si, es bastante completo por el precio, pero nosotros solo queríamos el alquiler de las bicis para recorrer la ruta; aún así, aunque preguntamos, no había forma de pagar menos y obtener menos beneficios… Era todo o nada.
En nuestro caso fue nada, pero les dejamos la información porque seguro que por ahí hay más interesados en ser supervivientes a la ruta de la muerte.
LA PUERTA DEL DIABLO
Nos hablaron de un lugar llamado «La Puerta del Diablo» donde si bien vale mucho la pena, también hay que ser conscientes de que es un trayecto bastante peligroso.
La persona que nos lo contó, nos dijo que su grupo tuvo que atravesar el río 52 veces, y que cada vez que lo hacían tenían la sensación de que el agua los iba a arrastrar (de hecho, en más de una oportunidad tuvieron que hacer cadena humana).
Hay que tomar en cuenta también que esté trayecto se puede hacer de Junio a Setiembre, pero no más allá porque luego comienza la época de lluvias, entonces el río crece demasiado, volviéndose imposible de cruzar.
También es importante llevar un buen botiquín con medicina antiofídica porque hay muchas serpientes y demás animales peligrosos, algunas de ellas con un veneno tan potente que no daría el tiempo de deshacer el camino andado para alcanzar un hospital antes de que el veneno resulte letal.
A pesar de todas estas precauciones, no podemos dejar de reconocer que La Puerta del Diablo es un lugar que definitivamente vale la pena, para aquellos valientes que lleguen en fecha apropiada a Bolivia.
Y para quienes llegamos ya en época de lluvias, nos conformamos con las fotos que hay en Internet.
CURIOSIDADES DE LA PAZ
- La Paz es la primer ciudad de América del Sur en tener un sistema de teleféricos no-turisticos, es decir, que le permite a la gente de su ciudad moverse de forma rápida y segura dentro de La Paz.
- El precio es muy accesible ya que se trata de un medio de transporte cotidiano, y según dicen, los Paceños nunca se cansan de andar en ellos.
- *EVO MORALES IS WATCHING YOU: La Paz es una ciudad donde reina el culto a la personalidad hacia la figura del presidente de la nación, Evo Morales, el primer presidente indígena de la historia. Este rasgo, es muy característico del comunismo, y puede observarse también en Corea del Norte, China, etc.
Así que es muy común ir caminando por las calles de La Paz y ver un cartel delante de algún edificio donde aparece Evo con gorrito de obrero, o delante de una escuela ver un anuncio enorme donde aparece Evo rodeado de niños, o ver la cara de Evo pegada en el teleférico (en cada uno de los carritos) o incluso en la tarjeta del teleférico.
- Si vas a El Alto, no te extrañes si ves niñas de aproximadamente 9 años, vendiendo jugos en el MEDIO DE LA CALLE, mientras los autos le pasan a los costados.
- La Paz es la ciudad con menor índice de delincuencia de América Latina. Y créeme, se nota.
- En La Paz es muy común que la gente se junte a tomar API, una bebida caliente a base de maíz morado, o su variedad en maíz blanco. Es dulce, y suele acompañarse con una especie de empanada de queso (que no es una empanada, pero se parece) a la cual se le suele poner azúcar impalpable por encima, dándole un toque agridulce. A mi, el API, me encantó.
- *Los barrenderos en Bolivia no utilizan una escoba, sino que prefieren barrer con un manojo de algún tipo de hierba seca, atado en la punta. Muy natural y económico
- *Tanto en La Paz, como en Bolivia en general, es muy común ver Cholitas en los mini bus, gritando el destino al que van. También se encargan de avisarle al chofer donde parar, porque a diferencia de otros lugares, los mini buses de Bolivia paran en cualquier parte, ya sea para bajar pasajeros como para subirlos. Así que si ves venir uno, paralo, donde estés, y cuando te quieras bajar, solo tenés que decir “en la esquina me bajo” y listo. Así de fácil.
- *La amabilidad que percibimos en ciudades más chicas de Bolivia se mantiene en esta metrópolis. Difícilmente vas a sentirte discriminado por ser «gringo», y los Paceños siempre van a tratarte de maravilla. Hasta ahora, es una característica que se vino cumpliendo en todas las ciudades que estuvimos de Bolivia y nos complace verificar que no es algo únicamente de los pueblos chicos.
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