Requisitos para ingresar a Surinam
La entrada a Surinam fue uno de los motivos por los cuales CASI CASI no vamos, y les contamos por qué.
Resulta que si sos Argentino o Brasileño, Guyanés u Holandés entrás sin problema, así como perico por su casa, te sellan el pasaporte y todo muy lindo.
¿Pero qué pasa cuando NO sos ni Argentino, ni Guyanés, Holandés, ni Brasilero?
Bueno, pasa que hay grandes probabilidades de que tengas que sacar tarjeta de turista o visa.
¿O sea que si soy de otro país Sudamericano tengo que sacar visa?
Sí. O tarjeta de turista.
Ah pero Surinam es colonia Holandesa así que si soy de otro país europeo aunque no sea Holanda no tengo por qué…
Sí, probablemente tenés que sacar tarjeta de turista o visa.
Pero y si soy de Sudamérica pero tengo pasaporte de la comunidad Europea, entonces no teng…
Sí, tenés que sacar tarjeta de turista o visa.
Pero si soy de Sudamérica pero tengo pasaporte europeo, debe haber alguna manera de entrar sin sac…
SÍ NENE SÍ, TENÉS QUE SACAR TARJETA DE TURISTA O VISA. PUNTO.
Y como te habrás dado cuenta, tenés dos opciones: tarjeta de turista o visa.
Deja, sentate que te explico bien todo.
¿QUÉ NECESITO PARA ENTRAR A SURINAM?
La cosa es así, para entrar a Surinam, muchos países necesitan sacar lo que se llama «Tarjeta de turista», o en su defecto, una visa.
De Sudamérica, hay 3 países que pueden ingresar a Surinam sin estos documentos, y son: Brasil, Argentina, y Guyana. El resto de los países de América del Sur necesitan tramitar ya sea la tarjeta de turista o la visa, para entrar a Surinam. Al menos, esto sucede en el caso de los viajeros “estándar” como nosotros. Hay algunas excepciones pero son más rebuscadas. Al final de ésta parte te dejamos el link a la página oficial donde podes ver las excepciones y demás detalles.
En cuanto a Europa, no sabemos con exactitud qué países pueden ingresar libremente, pero sí podemos decirte que son realmente pocos los países que pueden ingresar a Surinam sin sacar estos documentos; sin ir más lejos, nosotros viajamos con pasaportes de España e Italia, y aun así tuvimos que sacar una visa.
Te recomendamos buscar en Passport Index para que sepas con exactitud si tu país necesita hacer algún tramite de ingreso a Surinam o no.
Y si querés información más detallada, acá te dejamos una web donde podés informarte al respecto:Acá
¿Tarjeta de turista, o visa?
Una vez que ya verifiques que necesitas pagar un documento para entrar a Surinam, vas a tener dos opciones, o sacas la tarjeta de turista o sacas la visa.
*Tarjeta de turista:
Es un permiso para entrar al país, que te permite quedarte allí por 30 días, renovables a 90, de ser necesario.
Solamente te permite entrar una vez a Surinam, así que si salís del país y al rato querés volver a entrar, vas a precisas volver a sacar la tarjeta de turista.
Tiene un costo de U$S 40, y podés tramitarla en el aeropuerto, o en el puesto de migración cuando te bajás del ferry desde Guayana.
También podés tramitarla desde Georgetown, si estás en Guyana, en la embajada de Surinam, o desde Saint Laurent si estás en Guayana Francesa.
Para sacar la tarjeta de turista vas a precisar:
– Pasaporte con al menos 6 meses antes de su fecha de vencimiento.
-Un documento impreso que demuestre tu futura salida del país (no se permiten mostrar el documento online o en el celular, siempre tiene que estar impreso).
*Visa:
A diferencia de la tarjeta de turista, la visa te permite múltiples entradas al país en un cierto período de tiempo, así que si pensás entrar, salir y volver a entrar en Surinam, esto es lo que tenés que tramitar.
Para tramitar la visa podés dirigirte a los mismos lugares que para tramitar la tarjeta de turista y los requisitos son los mismos, pero hay que sumarle, además, una foto carnet tamaño pasaporte.
A veces pueden pedirte también una carta de la persona que te va a recibir en Surinam o un ticket de estadía en hotel, pero este punto no está del todo claro (a nosotros no nos lo pidieron) … aun así, lo mencionamos para que lo tengas bajo la manga.
El costo de la visa es de U$S 45, y en algunos lugares te cobran U$S 5 más por trabajos administrativos, así que te termina saliendo U$S 50 clavaditos.
Nuestra experiencia sacando la visa de Surinam.
En nuestro caso, nos servía sacar la visa ya que nuestra idea es ir luego a Guayana Francesa, y después deshacer el camino, volviendo a Surinam, Guyana y Brasil, así que tuvimos que sacar la visa ya que era la única que nos permitía entrar más de una vez a Surinam, en un plazo de 60 días.
Nosotros la sacamos en la embajada de Surinam, en Georgetown (Guyana) y en ningún momento nos pidieron ni la reserva de un viaje de salida, ni una carta de residencia en Surinam ni nada de esto, solamente el pasaporte, la foto y la plata.
Desconocemos si esto depende de quién te atienda en la embajada o qué, pero suponemos que si la sacas en Surinam mismo, ya sea en el aeropuerto o en el puesto de migración, no vas a zafar de presentar todos los requisitos.
A lo mejor todo el mundo sabe esto y nosotros éramos los únicos inexpertos que no, pero por las dudas lo contamos: cuando sacas una visa, es común que se queden con tu pasaporte durante un buen rato (en nuestro caso fueron unas 4 horas) porque la visa consiste en un super sticker que ocupa toda una carilla del pasaporte, así que no te asustes si se quedan con tu pasaporte y te dicen de pasar a buscarlo más tarde.
ENTRANDO A SURINAM
Nosotros llegamos a Surinam desde Guyana, vía terrestre que termina siendo vía acuática ya que es la forma más común si estás haciendo la ruta de la costa, básicamente la única ruta de Guyana.
Seguimos la ruta de Georgetown hasta Corriverton, la última ciudad antes de la frontera, donde paramos unos días, luego de que una familia nos viera caminando con las mochilas en la calle y nos adoptara por un tiempo.
De Corriverton a la frontera desde donde sale el ferry hay unos 15 kms, que si bien se pueden caminar, mucha gente dice que no es seguro hacerlo… no podemos dar pruebas de ello ya que a nosotros nos llevaron en auto.
El ferry sale alrededor de las 10:00 ha pero conviene estar en la frontera a las 9:00 como tarde, ya que ahí mismo se hace todo el trámite de migraciones, lo cual demora un buen rato.
Tuvimos que presentar el pasaporte con la visa, y el certificado original de la vacuna contra la fiebre amarilla.
El ticket del ferry cuesta unos 15 dólares cada uno (3145 dólares guyanenses).
A su vez, cuando pones una pata en territorio de migraciones (del lado de Guyana), van a aparecer un millón de personas ofreciéndote cosas: la mitad de ellos te va a ofrecer cambiar dinero guyanés o dólar americano, a dólar de Surinam, y la otra mitad te va a ofrecer servicio de bus hacia Paramaribo, la capital de Surinam.
A nosotros nos ofrecieron llevarnos desde la frontera de Surinam hasta la capital por 15 dólares americanos cada uno, pero al negarnos rotundamente (no sólo no teníamos esa plata sino que, aunque la tuviésemos, no pensábamos gastarla de esa forma) nos ofrecieron llevarnos a los dos por 15 dólares (o sea, un 2×1). Tuvimos que volver a negarnos.
Yo igual se los cuento para que sepan que si la pelean, les pueden bajar mucho el precio.
En esta frontera sí, finalmente, después de tanto tiempo, nos revisaron las mochilas.
Y así fue como viví una de las mayores vergüenzas del viaje hasta ahora, pero que me consuelo pensando en que ésta gente estará acostumbrada a estas cosas.
LA BOMBACHA ASESINA
Primero, les pongo en contexto: antes de salir, habíamos metido ropa a las apuradas arriba del todo de la mochila, en ambas mochilas, así que había ropa mía suelta en mi mochila y en la de Wa. Aclaro que esto no es común, ya que solemos tener bolsas separadas para la ropa, pero obviamente, la ley de Murphy aplica en éste caso también.
Yo me había olvidado completamente que en las fronteras revisan las mochilas, porque la verdad es que hasta ahora casi nunca nos las revisaron, entonces ya ni me acordaba de que existía esa posibilidad.
¿Viste que, aunque no tengas nada ilegal, uno se pone nervioso igual cuando le empiezan a hacer preguntas mientras revisan tu mochila, que es como revisarte la casa?
Bueno, no sé, a mí al menos me pasa, me pongo nerviosa y empiezo a decir pavadas o reírme, mucho más si es en un idioma que no es mi lengua materna.
Cuestión que mientras yo me reía y respondía estúpidamente, el tipo abre la mochila, y en ese instante yo me acuerdo de qué era lo que había puesto encima de todo ese día antes de salir, así que en un momento desesperado por intentar evitar los hechos, alargo la mano con el fin de agarrar lo que estaba encima, con una suerte tan atroz que en vez de agarrarlo, lo empujo hacia afuera, haciendo que caiga justo en las manos del oficial… a ver quién adivina qué es lo primero que le cae entre las manos…
Sí, era fácil ¿no?
Una bombacha.
Bombacha, bikini, ropa interior, calzón, no sé, como quieran llamarle.
El tipo, como en un acto reflejo, la tiró para arriba, entre asustado y sonrojado, como a quien le cae una cucaracha entre las manos.
y yo, también entre colores tirando a rojos la agarré y diciendo estúpidamente «oh, this is underwear hehe» («uy, esto es ropa interior jeje»)… como si el tipo no se hubiera dado cuenta. Me la quedé en la mano hasta que terminó de revisar todo.
Mientras tanto, a Wa le estaban revisando su mochila, y cuando la abrieron, ¿qué es lo que estaba arriba del todo como diciendo «buen día señor oficial»?…
Sí, volvieron a adivinar, otra bombacha mía.
A ver, no se vayan a pensar que yo voy dejando bombachas en las mochilas como si fueran amuletos de la suerte o algo de eso, además de calzones también habían pantalones sueltos, míos y de Wa, y remeras, pasa que lo que le da chicha a esta anécdota es el tema de las bombachas, seamos sinceros (a nadie le da gracia que le caiga un pantalón en la mano).
Y además, fue lo primero que cayó en manos de los oficiales… desafortunadamente.
Pero de todo se aprende; ahora nunca más dejo ropa fuera de su bolsita, mucho menos cuando vamos a cruzar alguna frontera.
NIEUW NICKERIE, EL PRIMER CONTACTO CON UN PUEBLO DE SURINAM
El viaje en ferry fue tranquilo y rápido, no más de media hora se demora en llegar al otro lado del río, donde al bajar hay que volver a hacer una fila para registrar la entrada en Surinam.
Todos los guardias de esta oficina eran simpáticos y cómicos; uno de ellos andaba por ahí, riéndose con la gente y hablando en cualquier idioma porque, según nos dijo en español a nosotros, el habla 7 idiomas.
Finalmente, marcamos nuestro pasaporte con la entrada al país, y nos dirigimos a la ruta para hacer dedo… o eso creíamos.
Este guardia simpático que hablaba muchos idiomas, nos detiene al salir de migraciones y nos pregunta que con quien nos pensamos ir, y al decir que queríamos hacer hitchhiking, nos dice que eso allá no es posible.
En otras situaciones no lo hubiéramos creído, pensando que es una táctica para vendernos un viaje en taxi con algún chofer cómplice, pero como estábamos al tanto de que lo único que había a nuestras espaldas era el río, y que la lancha salía una sola vez por día, sabíamos que los únicos autos que podían pasar por la ruta serían los que iban en la lancha, que no solamente eran 4 o 5, sino que además, ya se habían ido.
Por consiguiente, estábamos en una situación similar a la que vivimos cuando cruzamos hacia Ushuaia.
Por este motivo, aceptamos la opción de tomar un mini bus hacia algún lado, y para elegir hacia qué lado iríamos preguntamos por el más barato.
Un ratito después, íbamos rumbo a Nieuw Nickerie, el pueblo más cercano a la frontera con Surinam.
Nieuw Nickerie era un pueblo casi fantasma; apenas se veía gente caminando por la calle, y algunos autos circulaban con timidez.
Como siempre, la bienvenida nos la dio un amigable borracho de la zona, al que no le entendimos un soto lo que nos decía pero le sonreíamos diciendo “thank you, thank you”.
Nos llevó una buena caminata encontrar un punto en el cual hacer dedo, y para eso, pasamos por un barrio en donde todas las casas tenían puentecitos que atravesaban canaletas de agua; se supone que el no tener saneamiento suele asociarse con algo poco atractivo a la vista, pero en este caso, los Surinameses supieron cómo darle un toque más bien pintoresco al asunto.
Ni idea cómo era el nombre del pueblo, pero en mi mente siempre será «la calle de los puentecitos».
Finalmente, llegamos a un punto donde empezamos a hacer dedo. No pasaron más de 15 minutos cuando un auto se detuvo y su conductor nos ayudó a acomodar las mochilas en la parte trasera, mientras nos decía «oh backpackers! I was backpacker too!» («oh mochileros! Yo también fui mochilero!»).
El señor nos contó que viajó por Vietnam y otros países de Asia con la mochila al hombro, y cuando se enteró que éramos de Uruguay, nos empezó a hablar en español; resultó ser que el mister sabía hablar 12 idiomas, así que fue una agradable sorpresa ir todo el viaje hablando en nuestra lengua natal.
Hablando más con él, nos dimos cuenta que se trataba de una persona de algún peso en la ciudad, ya que había participado en campañas políticas, y era un poco reconocido ya que tenía una página de internet con un millón de seguidores (además que el conocía bastante gente también).
Nos detuvimos a tomar agua de coco, en un puestito de la ruta atendido por un señor enorme con pantalones camuflados, que a la orden de nuestro conductor, cuando se terminó el agua del coco, el señor grande agarró un machete y con destreza y puntería que alivió nuestra respiración, cortó el coco a la mitad sin arrancarse la mano, y nos dio un trocito de cascara para que rascásemos la pulpa (cosa que supimos hacer gracias a haber observado previamente al señor que nos estaba llevando).
Finalmente, luego de una hora y algo, llegamos a Paramaribo, la capital de Surinam.
PARAMARIBO
Y acá hay que decir las cosas como nos parece, sin pelos en la lengua: la capital no nos pareció la gran cosa.
Pero vamos a explicar las cosas que nos llamaron la atención de la capital (y algunas de Surinam en general) por partes.
*Tiendas chinas
Si algo nos sorprendió de Surinam, y sobre todo de Paramaribo, es la gran cantidad de tiendas chinas que hay.
Casi nos atreveríamos a decir que todos los grandes almacenes, supermercados, y tienditas de barrio, son regentadas por personas chinas.
Por esto también es posible conseguir productos que vienen de allá, como latitas de bebidas de sabores extraños, ramen instantáneo, y fideos de arroz (incluso en paquetitos con porciones individuales, lo que me pareció monísimo).
*Campos de Arroz
Nos agarró de sorpresa saber que uno de los principales medios de ingreso económico del país, es mediante las plantaciones de arroz; en nuestro camino hacia Paramaribo pudimos observar muchas, y en los supermercados las marcas de arroz oriundas del mismo país siempre estaban presentes.
*La no existencia o no conocimiento de atracciones potencialmente turísticas
Cada vez que preguntábamos a un Surinamés qué podíamos hacer en su país, todos nos decían lo mismo «solamente conocer la selva».
Nosotros, que veníamos del Amazonas, ya nos considerábamos muy satisfechos en cuanto a sed de selva se tratase, así que queríamos visitar algo que sólo pudiésemos ver en Surinam; preguntamos, buscamos en internet, pero siempre obteníamos los mismos resultados: la selva.
Algunos se aventuraban a decirnos que visitásemos el centro de Paramaribo, cosa que ya habíamos hecho.
Es por esto que llegado el momento de elegir un imán para llevarnos a modo de recuerdo de Surinam (único recuerdo que recolectamos de cada país) no supimos qué llevar (y las personas a quienes se lo preguntamos tampoco sabían). Si mezclás la falta de atractivos turísticos con la falta de identidad del país, conseguir un imán que gritara “Surinam”, era tarea difícil.
Y de hecho, decidimos comprarlo a nuestra vuelta, cuando volviéramos a éste país.
*Los precios van aumentando
En cuanto a precios, Surinam es un poquito más caro que Guyana Británica, pero tampoco mucho más. Gracias al mercado chino se consiguen aún productos a precios «mochilero friendly», así que no es algo de temer.
*La seguridad no es la peor ni la mejor
A nosotros Surinam no nos dio mala espina, pero es cierto que caminando por el centro podías encontrarte con zonas en las que parecería mala idea transitarlas de noche.
Más allá de eso, no nos pareció un lugar particularmente inseguro.
*La capital más feíta, hasta ahora
Y a riesgo de sonar ofensivo (lo cual no lo es, sino que es simplemente una opinión personal) para nosotros Paramaribo fue, hasta ahora, la capital más feíta que vimos.
Siempre podía verse un poco de mugre en las calles, más que en Georgetown por ejemplo, y la ciudad en general tenía un aspecto más desprolijo.
Las veredas eran también inexistentes en la mayoría de los lugares (no tanto en el centro, donde sí había veredas… al menos en las calles principales).
Nos llamó muchísimo la atención encontrar un indicio Uruguayo en Surinam… un cartel donde figuraba Luis Suárez.
Aún así, como toda ciudad, se podían encontrar algunos atractivos al ojo del viajero, como una calle donde las casitas tenían estilo anglosajón y se erguían algunos templos religiosos muy pitucos.
Y eso nos lleva a otro punto.
¿Qué visitar en Surinam? Los templos religiosos.
Quizás lo más llamativo para visitar en este país (si ya te cansaste de ver selva en otros países, o preferís evitarla porque requiere tour y tour es sinónimo de más gastos económicos, como fue nuestro caso) sean los templos religiosos, no sólo por la variedad que se puede encontrar, sino además por su belleza arquitectónica.
Nosotros pudimos encontrar unos cuantos, si bien sólo le sacamos fotos a los que nos parecieron más impresionantes.
A alguno intentamos entrar pero estaban cerrados, así que Wa se asomó a una de las ventanas y pudo ver personas en estado de aparente meditación, por lo que no quisimos molestar en golpear la puerta para quitarlos de su concentración por simple capricho de dos viajeros.
Otros estaban medio escondidos entre los pastos, a las afueras de Paramaribo, y otros nunca supimos a qué tipo de religión pertenecían, por no poder leer los carteles en holandés.
*La época de lluvias es cruda
También es cierto que el clima no ayudó nada, habiendo llovido casi todos los días que estuvimos allí, y casi sin descanso.
Aun así, un día nos armamos de valor, y salimos caminando rumbo al centro, que nos quedaba a más de 7 kms de distancia.
La lluvia nos dio un poco de tregua a la ida (y digo «un poco» porque sólo lloviznó unas 2 o 3 veces en el trayecto) pero a la vuelta casi tenemos que volver en canoa (cosa que no hicimos solamente porque no la teníamos).
Luego de recorrer la capital y emprender retirada, un chaparrón nos sorprendió, y al principio nos fuimos a esconder bajo un techo, un poco entre risas de «jojojo, cómo llueve ¿eh?», risas que se fueron diluyendo con el agua cuando habiendo pasado ya 20 minutos la lluvia no hacía más que empeorar.
Luego de una media hora de espera, la lluvia aminoró, así que emprendimos retirada nuevamente. Ilusos nosotros.
Habiendo dado apenas unos pasos, descubrimos que sí o sí, teníamos que tomar una calle que estaba, literalmente, inundada.
Allá fuimos, siguiendo los pasos de un señor que caminaba muy pancho por el agua como si fuera una playa del Caribe.
Poco después, el chaparrón volvió a caer, y tuvimos que protegernos nuevamente bajo un techo, luego volver a caminar por calles inundadas, y así sucesivamente, hasta que la lluvia no nos importó más y decidimos caminar bajo ella, por más salvaje que sea, si total… ya estábamos mojados hasta la médula. Y aclaro, la intensidad de la lluvia era nivel “no hay paraguas que aguante”. Fue la primera vez en la vida que me quedaron los ojos rojos y ardiendo de toda el agua que me entró.
Y esto, queridos lectores, consistiría en un día normal en la época de lluvias en Surinam.
SURINAM NO TIENE IDENTIDAD
Si viniera una persona y nos dijera «dibujen o describan a una persona oriunda de Surinam» nos quedaríamos con el lápiz en alto y el desconcierto en la cara, porque no tendríamos idea de cómo hacerlo.
Surinam es un mix de culturas, separadas entre ellas, conviviendo en el mismo espacio geográfico, pero nada más, es decir, no es que de esta mezcla de culturas salió una que caracteriza al pueblo Surinamés.
Esto hace de Surinam un país sin verdadera identidad, por ejemplo si tomásemos de ejemplo al Uruguay, uno podría claramente identificar las distintas influencias de las culturas que lo conforman (las tartas de España, la pasta de Italia… si mucho de comida) pero no todo es “Europeo”, también detestamos el exceso de regulación, cual típico latino y por supuesto tenemos nuestras cosas “propias” como dulce de leche, la cultura del mate, etc…
Por esto, es común ver templos hindú, budistas, iglesias católicas, protestantes, mezquitas, sinagogas, tiendas chinas, cultura rasta reggae y escuchar tanto idioma holandés (el idioma oficial), como creol o taki taki, oriundos de descendientes de esclavos africanos.
También es común ver que las personas se juntan en grupos según la etnia a la cual pertenezcan, o sea que es muy raro ver, por ejemplo, chinos reunidos con indios o con gente afrodescendiente. No es imposible, pero no es común.
Por sobre todas las diferentes culturas que se aprecian en este país, la más notoria es la India, y esto se nota tanto en los rasgos de la gente, como en los diseños y adornos de las casas, como en los templos, como en la televisión y en algunas propagandas en la calle.
Es por todo esto que es difícil describir a una persona de Surinam, ya que cada cual tiene su cultura, acorde al país del cual es descendiente, pero dentro de un mismo país.
DESPEDIDA TEMPORAL DE SURINAM
Habiendo pasado alrededor de una semana en este país, emprendimos la retirada con rumbo a Guayana Francesa.
En nuestro caso, no es necesario sacar visa para este país, porque viajamos con pasaporte europeo, y Guayana Francesa es como estar en Francia ya que no es un país independiente, sino que es parte de Francia, pero si viajan con otro pasaporte fuera de la Comunidad Europea, les recomendaría averiguar bien por las dudas, ya que algunas personas necesitan sacar visa y según tengo entendido, es un trámite que puede llevar varios días.
Nos pareció que caminar más de 10 kms para salir de la capital era lo más conveniente (mientras nuestros pies y espaldas nos decían «nooo, ¡tómense un bus, insensatos!») así que allá fuimos, y saludando a la gente que nos gritaba «aló» desde los autos, caminamos… y caminamos… y caminamos.
Cruzamos el puente desde donde se puede ver Paramaribo, y apreciamos la extensa fila de autos que iban rumbo a la capital, probablemente a trabajar.
También tuvimos una linda vista de toda la ciudad.
Cuando encontramos un lugar para hacer dedo, no nos llevó más de 20 minutos cuando un auto se detuvo y dos señoras muy sorprendidas nos subían a su auto.
La que conducía no podía creer que estábamos viajando así, y desde hacía casi 1 año.
Nos explicó que su hija quería tomarse un año sabático y viajar como nosotros, y ella creía que eso era imposible, así que encontrarse con nosotros fue, para ella, la prueba que necesitaba para apoyar a su hija.
Nosotros por nuestro lado intentamos mostrarle que no es tan peligroso como se suele pensar, y que es algo totalmente posible, incluso con poco dinero.
Nos compraron una comida típica de Surinam llamada Bakabana, que consistía básicamente en banana empanada con harina y huevo, y frita en aceite, y se despidieron de nosotros, no sin antes sacarnos una foto para conmemorar su primer encuentro con mochileros.
De la ventanilla del acompañante del próximo auto que se detuvo, asomó el rostro de una señora morena, fumando un habano de esos marrones y gordos, y nos dice que nos pueden llevar. Cómo ya habíamos aprendido por una experiencia previa (y por los 3 o 4 taxis que ya se habían detenido antes que ella para intentar llevarnos), le preguntamos si era un taxi, a lo que respondió que sí, entonces le explicamos que no podíamos pagar, que estábamos viajando a dedo.
La señora puso cara de desconcierto, el auto avanzó un par de metros, como yéndose poco a poco, hasta que vimos la mano de la señora haciéndonos señas nuevamente. Al acercarnos nos pregunta con un poco de recelo para qué organización trabajamos, a lo que le respondemos que solo estamos viajando y que lo único que tenemos es una página web.
Finalmente, accede a llevarnos, y una vez dentro del auto nos hace un montón de preguntas sobre el viaje, para luego de 5 minutos desinteresarse del tema y comenzar una interminable conversación con el chofer del auto.
Cuando llegamos al control policial, bastante antes de llegar a la frontera, los policías revisan nuestro pasaporte, pero cuando comienzan a revisar los bolsos de las personas del auto, notamos que algo andaba mal. Después de verlos ir y venir varias veces, esconder dinero en el auto (como para evitar coimas elevadas en caso que surgieran), y verlos hablar por celular en repetidas ocasiones, la señora se acerca y dice que hasta ahí llegaban, no podrían ir más lejos.
Al bajarnos, comenzamos a caminar para ponernos a hacer dedo unos pasos más adelante del control policial, pero antes de llegar, el conductor de una camioneta nos llama y nos ofrece llevarnos unos cuántos kilómetros.
Este señor resultó ser muy simpático, pero comenzó a dar indicios de un racismo que fue asomando gradualmente, primero ante la pregunta de «hay muchos negros en uruguay?», siguiendo con la pregunta de «¿Hay mucha delincuencia en Uruguay? ¿La mayoría de los delincuentes deben ser negros no?», para culminar con un abierto «no me gustan nada los negros, los odio» seguido de risas. Esta declaración tan abierta que confirmaba las desagradables sospechas que estaba dejando entrever el conductor, nos puso bastante incómodos, pero por suerte ya habíamos llegado al punto donde éste señor nos podía dejar.
Luego de rechazar su oferta de que un amigo suyo que pasaba por allí nos llevara en su auto por un cierto monto de dinero, continuamos buscando un lugar para hacer dedo. Sólo nos quedamos con su recomendación de no quedarnos en ese punto en la noche.
A los 10 minutos de comenzar a hacer dedo, luego de decirle que no a un grupo de taxistas que estaban descansando, un auto se detiene y nos ofrece llevarnos… por una módica suma.
Nuevamente la situación se repite; le explicamos que no podemos pagar, que viajamos a dedo, y el señor avanza un par de metros, se detiene, nos toca bocina, y nos dice que nos llevaría gratis.
¿Qué lección aprendimos hoy, niñas y niños?
Que en Surinam es fácil hacer dedo, y que cuando les ofrezcan llevarlos por plata, simplemente díganles que están viajando a dedo, y es muy probable que al final, los lleven igual.
Y así, hablando de Cavani y Suárez, llegamos a la frontera, donde debíamos tomar la lancha que nos cruzaría a Guayana Francesa.
Nosotros elegimos cruzar en una de las lanchas «particulares» que estaban sobre la costa, a pesar de que habíamos leído que algunas eran peligrosas y podían robar a los turistas en medio del agua.
Pero, si prefieren no correr el riesgo, la otra opción es reservar pasaje en el ferry oficial, el cual tiene un costo algo mayor y requiere reserva previa para mayor seguridad.
La lancha nos costó 25 dólares surinameses (unos 3 dólares americanos) cada uno, y el cruce fue rápido.
Ya veíamos el cartel que nos daba la bienvenida con un simpático «BIENVENUE», mientras poníamos los pies sobre el primer territorio Francés que pisamos en la vida.
Buenísimo!!! Muchas gracias por entregar su experiencia
¡Hola! Que bueno te haya gustado.
¡Muchísimas gracias a vos por leernos y por comentar!
HERMOSA historia genialmente contada, graciasss x compartir sus experiencias de un manera tan directa y a la vez tan cercana, ha sido muy útil e interesante para mi. Exitos y continúen compartiendo experiencias
Hola Sochi! Nos alegra mucho que te haya gustado.
Tratamos de contar las cosas de la forma que las percibimos (con sus pro y sus contras), y nos ponen muy contentos estos comentarios porque nos dan fuerza para seguir escribiendo 🙂 .
Gracias por leernos, y por comentar!
Saludos!